sociopolitica

sábado, 1 de noviembre de 2008

fundamentos conceptuales de la mision sucre

Misión Sucre





Compendio Documental Básico

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Caracas, 16 de julio de 2004




























Índice

Documento 1
El Sentido de la Misión Sucre. 5

Documento 2
Fundamentos Conceptuales de la Misión Sucre. 11
Presentación. 11
I. La Misión Sucre. 12
II. Razones que Justifican la Creación de la Misión Sucre 14
II.1. Los sistemas de selección y admisión. 14
II.2. La exclusión en la educación superior. 14
II.3. La nueva orientación de las políticas sociales del Estado Venezolano 17
II.4. La función estratégica de la Educación Superior. 17
III. Definición, Características y Objetivos de la Misión Sucre 18
III.1. ¿Qué es la Misión Sucre?. 18
III.2. Características que Definen la Misión Sucre. 21
III.3. Objetivos y Metas de la Misión Sucre. 21
IV. Bases Jurídicas de la Misión Sucre. 22
IV.1. La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. 22
IV.2. Declaración Mundial sobre la Educación Superior para el Siglo XXI: Visión y Acción. 24
IV.3. Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social. …………………………………………………..25
IV.4. Políticas y Estrategias para el Desarrollo de la Educación Superior en Venezuela. 26
IV.5. Decreto 2.601. 26
V. Visión e Impacto Esperado de la Misión Sucre. 27
VI. Los Participantes que se Incorporan a la Misión Sucre. 28
Fuentes Bibliográficas y Documentales. 30


Documento 3
La Municipalización de la Educación Superior. 33
Consideraciones Previas. 33
Las Prioridades Nacionales. 34
El Esquema de Municipalización de la Educación superior 35
Las Aldeas Universitarias. 35
Los Programas de Formación. 36
Los profesores-asesores. 36
La Oferta Académica de la Misión Sucre. 37
Criterios para la Definición de la Oferta Académica 37
Las Variables a Considerar en la oferta Académica 37
Oferta Académica No Municipalizada. 38

Documento 4
Espacios de Aprendizajes y Modalidad Semipresencial, en el Marco de la Misión Sucre: 39

Documento 5
Declaración Mundial sobre la Educación Superior en el Siglo XXI: Visión y Acción 43
Preámbulo.. 43
Misiones y Funciones de la Educación Superior 46
Forjar una Nueva Visión de la Educación Superior 47
De la Visión a la Acción. 52







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Documento 1









El Sentido de la Misión Sucre

(Extracto de las palabras del ciudadano Presidente de la República Bolivariana de Venezuela HUGO RAFAEL CHÁVEZ FRÍAS, en la juramentación de los coordinadores regionales de la Misión Sucre, realizada en la Sala Plenaria de Parque Central, el sábado 11 de octubre de 2003)
Versión Taquigráfica
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Hacer el país que la Constitución proclama obliga a cosas distintas, a atender los grandes temas y a atender la dimensión humana de los problemas. Pero nos debe quedar claro que lo central es solucionar los problemas por más pequeños que sean. No hay problema pequeño cuando se trata de una tarea tan noble y tan grande y tan importante como ésta de educar al pueblo.
Comenzó esta tarea con la incorporación de más de cien mil bachilleres en su primera oleada, eso fue en noviembre de 2003. En el mes de marzo, comienza la segunda oleada, con cien mil más aproximadamente; luego en junio, cien mil más, así que se nos va ir complicando la cosa; y luego, en septiembre, cien mil más. Cien y un poquito más, cien y un poquito más, porque ya vamos por seiscientos mil -porque habíamos hecho ese plan pensando que eran cuatrocientos mil- ; y luego, al final de año, en noviembre del 2004, lograr eso y más.
Que nadie tenga la menor duda, lo vamos a lograr. Y después de eso (de la incorporación a los programas de iniciación universitaria, que es el llamado segundo momento), llegará el tercer momento: la incorporación a la formación profesional, es decir, las carreras. Y aquí hay algo muy importante, pues, aunque todavía no hay ninguna preselección hacia las carreras que cada quien va a seguir, la directriz es que van a entrar todos. Claro, hay una manifestación de voluntad en el censo, pero luego vendrá el trabajo vocacional, la orientación a lo largo de los cinco meses de la iniciativa, luego creo que ya al tercer mes creo que ya estaremos seleccionando: los que van a estudiar medicina, los que estudiarán educación, etc.
Nos place mucho que haya un importante número de muchachos solicitando estudiar medicina, porque fíjense esa es la otra parte de esto: la Misión Sucre, no tiene límites, pues nunca va a terminar, nunca va a terminar. ¿Por qué? Porque los muchachos que van a estudiar medicina, no es sólo para que se gradúen de médicos, es que nosotros necesitamos consolidar en un corto plazo, el más corto posible, el sistema nacional de salud y hoy día, lamentablemente, la mayor parte de los médicos y médicas venezolanos no están dispuestos a meterse en un barrio como los médicos cubanos. No están dispuestos a dormir en el suelo, no tienen esa formación… no es que sean malos, pues, eso no significa que sean malos, no. Es una cultura creada en las universidades, porque yo conozco incluso, médicos amigos míos que son patriotas y les cuesta, lo primero que me dicen es: “bueno, ¿y tú crees que la mujer mía me va dejar irme para allá para el barrio, a dormir en el barrio?” o en el caso de las mujeres con el marido: “Soy casada, no me van a dejar dormir por allá en un barrio”. Cosas como esas que parecen tonterías, pero es un asunto cultural, pues los cubanos no. Esos vienen para acá y pasan dos años y van cada tres meses a su país; a veces no tienen ni teléfono pero se olvidan de todo y se meten a su misión, porque para eso se formaron médicos pues, tienen una cultura, son auténticos revolucionarios como era el médico Ché Guevara, por ejemplo, como era Cristo. Cristo dejó a la mamá y al papá y se fue y listo… y una vez lo fueron a buscar y les dijo que no, que él no tenía mamá y papá y que su compromiso era ese. Porque María le decía: “¿y porque andas así como un loco, descalzo y sucio?” Y él le dijo “no, mamá, lo lamento. Yo no vuelvo a casa. Yo ya tengo un camino.” Y se fue llorando la María… Y ese camino es el pueblo… y parece que una mujer quiso enamorar una vez a Cristo y él le dijo: “no, déjame tranquilo que yo tengo una misión”.
Ese es el cuento que nos echan: que Cristo era como un bobo. No, Cristo no era ningún bobo, era un hombre pues, un hombre, era un revolucionario, ese es el Cristo en el que yo creo, no en ese Cristo bobo que pintan así.
No, yo creo en el Cristo greñudo, con cara de hombre rebelde, ese es el Cristo en el que uno cree, ¿verdad? El Cristo revolucionario.
Luego estaba yo entrando en lo que es el tercer momento de la misión, lo que viene después y ni siquiera voy para allá todavía… Estos muchachos que empiecen a estudiar, tienen que comenzar a interactuar, y eso no puede ser obligado, por supuesto, eso tiene que nacerles, pero hay que ayudar a que eso les nazca, tienen que parir. Esos muchachos, a través de la Misión Sucre, deben salir de clase a hacer trabajo social, por ejemplo.
Esos hombres y esas mujeres tienen que establecer vinculaciones sociales, tenemos que diseñar un mapa a ver cual va a ser la interrelación, y no sólo la de ellos, sino de todos nosotros. La Misión Sucre tiene que impactar a la Misión Robinson, tiene que ayudar a levantarla, a darle más fuerzas; muchos de nosotros tenemos que insertarnos también en la Misión Robinson, porque además estos estudiantes nuestros van a ser bachilleres, y se espera que tengan facilidades para enseñar matemáticas o computación cuando aquella oleada de los que eran analfabetas vengan avanzando y vengan avanzando y exigiendo más y cada día más.
Esto va a ser una avalancha moral de luces, que se va a cruzar una con otra en el corto plazo. Son varias bombas atómicas juntas, un big bang moral de luces, va a ser así como cuando hay fuegos artificiales que salen todos y estallan, así va a ocurrir aquí, a finales de este año y el próximo año va a ser el big bang, aquí viene un big bang bonito, hermoso, de luces, que va a significar además, desde el punto de vista político, la confirmación, el fortalecimiento, el avance y la profundización del proyecto bolivariano y revolucionario.
La Misión Sucre tiene que interactuar con todo el país. Yo me imagino en un pueblo por allá en Apure, la Misión Sucre. Esa Misión Sucre tiene que interconectarse con su entorno, con lo que está pasando más allá del aula, donde están los niños de la calle, eso tiene que ser un problema de la Misión Sucre: dónde están los problemas, vamos a hacer un análisis aquí, los problemas más graves que están aquí en nuestro entorno.
La Misión Sucre tiene que conectarse con la Misión Barrio Adentro, tiene que hacer estudios, censos, orientación a las masas campesinas, a los indígenas, a los pescadores, al pueblo como un todo. La Misión Sucre es como Sucre, llevando antorchas, una antorcha de conocimiento, de fuerza moral, de unidad. La Misión Sucre tiene que contribuir a la unidad del pueblo, a profundizar la unidad del pueblo más allá de los partidos, más allá de candidaturas, más allá de la coyuntura electoral…
Bueno, ahora fíjense una cosa, nos vamos al dos mil treinta ahora, porque en el dos mil treinta tenemos que conmemorar los doscientos años de la muerte de Bolívar y la muerte de Sucre, pero no con muerte sino con vida y con victoria. Dos mil treinta, muchachos, esa meta parece muy lejos para nosotros, parece un poco lejos para nosotros, pero se los dejo a ustedes pues, al dos mil treinta van ustedes, al dos mil cincuenta, al dos mil cincuenta…
Bueno, ahora fíjense, ya tenemos que ir diseñando el mapa de impacto de la Misión Sucre, de cada ambiente, de cada grupo, en la realidad regional, en la realidad local, en lo político, en lo social, en lo económico incluso… ¿qué creen ustedes que vamos a hacer con el caudal de desempleados que van a venir a sentarse a estudiar? Bueno, yo le dije a Otaiza Castillo que comenzáramos a preparar cursos del INCE. ¿Por qué? Porque a muchos de ellos podemos dictarles un curso para sembrar caraotas, por ejemplo, y a lo mejor… ¿Cuantas horas de clase van a ser diarias? ¿Cuatro horas de clases? Cuatro horas diarias, en la mañana clase y en la tarde hacer algo, a trabajar, no todos, pero debemos ir creando unidades productivas, incluso en función de lo que ellos van a comenzar a estudiar… Por cierto que debo decirles lo siguiente: como nosotros hablábamos de las universidades y la bolivariana y todo esto, no podemos olvidar lo siguiente: que nadie vaya a pensar que es un nivel subalterno el de los IUT o los Colegios Universitarios, no, para nada.
Los Institutos Universitarios Tecnológicos, ahí le hemos puesto un mundo nosotros, equipándolos, modernizándolos, eliminando piraterías que había en muchos de ellos, lo mismos que los Colegios Universitarios, les hemos puesto un mundo y les vamos a seguir poniendo un mundo. Los IUT y los Colegios Universitarios también van a ser parte de la Misión Sucre, por supuesto. Porque además necesitamos no sólo médicos y abogados, necesitamos muchos técnicos que son carreras en tres años, y a lo mejor hasta en dos años: técnicos agrícolas, técnicos industriales, etc.
Miren, una de las cosas que deben comenzar a conocer, ahora mismo, los estudiantes de la Misión Sucre (y yo no sé en que materia meter eso, si meter conferencias de complemento o como se llame) es el Proyecto Nacional. Mucha gente no conoce el Proyecto Nacional de Desarrollo. Si, la ideología, ya hablamos un poco de eso, de Sucre y de la ideología bolivariana, que es eso, la ideología robinsoniana, la zamorana, el árbol de las tres raíces. Bueno, y la idea en forma general de lo que debe ser un proceso como este. Pero además de eso, mucha gente no sabe en Aragua que en el sur de Aragua hemos decretado una zona especial de desarrollo, y no saben ni siquiera qué es una zona especial de desarrollo… o en el Sur del Lago o en el Norte del Guárico, o aquí mismo en Barlovento. Una Zona Especial de Desarrollo Económico Sustentable, llamada ZEDES, es una región delimitada que se define con el interés de identificar situaciones, problemáticas y resolverlas aprovechando las ventajas… Esas zonas especiales las hemos decretado por el gran potencial que tienen por la ubicación geográfica.
Ah, pero nosotros necesitamos crear técnicos para enviarlos a trabajar en proyectos específicos. Cuando yo hablo de las caraotas no es un ejemplo cualquiera, no. Miren, es horroroso, a mi me da tristeza la cantidad de dólares que nosotros tenemos que gastar importando caraotas, casi todas las caraotas que nosotros nos comemos son importadas, teniendo nosotros cuantas tierras, cuanta gente desempleada, para sembrar caraotas para todos nosotros y para exportarlas incluso. Pero no sólo las caraotas, ¿saben que estamos importando también, pero por toneladas, barcos llenos de pollos?, ¿cómo vamos a estar importando pollos nosotros, si criar pollos es tan fácil?
Es fácil criar pollitos, es fácil criar pollos, pero la Misión Sucre, tiene que irse incorporando, en el corto plazo y el mediano plazo: Técnicos petroleros, porque los necesitamos, ingenieros petroleros, ¿cuántos necesitamos?, ingenieros siderúrgicos para las siderúrgicas, entre otras cosas. Miren nosotros estamos haciendo el plan, porque ustedes saben que SIDOR fue privatizada, pero bueno, allí los que trabajan la mayoría son venezolanos y técnicos patriotas.
Ahora estamos haciendo un puente para instalar otra siderúrgica, porque la reserva de hierro que tenemos nosotros es bastante grande y de un buen tenor, allá mismo en el Orinoco, otra siderúrgica. Estamos ampliando Alcasa y Venalum, para el aluminio, para todo eso se requieren técnicos, grandes proyectos de desarrollo, es el concepto endógeno. En fin, la Misión Sucre tiene que ver con eso estratégicamente, la capacitación del activo más importante que tiene el país, su gente, desde el punto de vista moral, puesto que esa es otra cosa, la corrupción…
Es que tenemos que trabajar muy duro con esta generación para que las próximas generaciones dejen atrás tantos mecanismos de corrupción que hay por todas partes, pero se desataron por todas partes, es una cosa histórica, una contracultura, que les sembraron a grupos de gente en Venezuela y no sólo son los adecos y los copeyanos, los corruptos, la corrupción no está sólo en el alto nivel o en los niveles medios de gerencia, no. Miren, ahorita tenemos una guerra con esto de la distribución de alimentos, es una verdadera guerra, donde yo he metido a la Disip, las guarniciones militares y el frente Miranda, haciendo inteligencia ¿Qué pasa? Pues muchas veces llega alguien -un bodeguero que es pobre-, recibe una tonelada de alimentos para venderlos al precio que hemos estipulado a los pobres, y resultado: que empieza a cambiar la cosa de bolsas, le quita, -no todos por supuesto- pero hay uno que otro; le quitan la bolsa que dice Casa, y donde esta el precio por debajo de lo regulado y empiezan a pasarlo para otra bolsa, para venderlo en otro sitio más caro. Ven, entonces eso es corrupción, ahora eso está regado por aquí y regado por allá. Hay que formar a esta gente de la Misión Sucre con una espada moral, con la fortaleza del acero, que no entre ni coquito, con valores supremos. La República necesita para tener fortaleza y sobre todo para permanecer en el tiempo, como decía Bolívar: Moral y luces. Moral y luces, los polos de la República, moral y luces, talento y probidad, talento y probidad.
Vean ustedes lo que pasó con PDVSA, cuántos miles de millones de dólares nos robaron a los venezolanos, desde PDVSA en los últimos treinta años, la cuenta no sé, cualquier cantidad y la creo. Sí, siempre habrá que tener cuidado y no sólo en PDVSA, sino en todas partes, en todas partes, pero en la medida, en que vayamos formando a los nuevos hombres, las nuevas mujeres, irán ocupando los espacios en todas partes, en todas partes hay funcionarios que tienen muchos años y unos nuevos que entonces también se corrompen. Ahí en la Diex, por ejemplo. Ahí se descubre una mafia aquí y otra mafia allá, que cobran por el pasaporte, que cobran por la cédula, al que se quiere nacionalizar le quitan cuatro millones de bolívares, entonces a veces quitas a uno y metes el otro y las mafias están ahí, se rehacen… También en las aduanas. Eso es una cosa grave, profunda y seria, con la que habrá que cargar y batallar toda la vida.
Pero la esperanza nuestra está en ustedes, muchachos, ustedes son la esperanza del futuro, ustedes son el futuro, esta muchachada que canta y que grita. Porque miren, cuando yo era muchachito como ustedes -todavía soy muchacho, pero cuando era muchachito como ustedes, recuerdo que era militar, pero me recuerdo a los veinte años, como a los veintidós años, viendo una propaganda, (eso no los metieron a nuestra generación, nos bombardearon y nos dieron muy duro moralmente), una propaganda en televisión y aquello era bombardeo y bombardeo y no había ningún mensaje (porque hoy la propaganda sigue pero al menos hay un mensaje contrario, distinto que al menos tiende a neutralizar), y eso era un bombardeo inclemente y por ninguna parte había ningún mensaje, mensajes más o menos distintos o alternativos.
Entonces, yo recuerdo una propaganda que la veía y en una ocasión se la llevé a los muchachos de la Academia Militar a quienes les daba clase, pero ya ahí había comenzado un proceso que luego reventó, y bueno era Diosdado cadete, era Jesse Chacón, Otaiza… esos muchachos, que uno los vio ahí muchachitos. Ahora yo recuerdo que les grabé una vez y se las llevé, para una clase de liderazgo, vamos a evaluar esto, les dije, esta propaganda para que ustedes vean la pulverización moral, una propaganda, una cuña, sin ninguna palabra… la recuerdo clarito: un señor, un joven bien vestido, bien parecido, manejando un carro último modelo y la propaganda era para el carro, ¿no?
Un vehículo moderno para aquel entonces, y van el tiempo, una sonrisa, se para una despampanante mujer, con minifalda y unas piernas muy lindas, entonces él le abre la puerta, la mujer se monta y se le ve casi todo, y entonces se dan un beso, él arranca y entonces viene la estocada mortal después: “Los líderes del futuro”. Los líderes del futuro, así le dieron a mi generación, hemos sobrevivido a ese bombardeo inclemente (¡porque a nuestra generación cuán duro le dieron!), y cuantos ejemplos. Aquí llegó a hacerse común el dicho aquel: “bueno, este sí es pendejo, este no robó, este es un pendejo, ese no robó”. ¿Qué cosas no? El que no roba era un pendejo, contra ese diablo hay que seguir luchando porque anda por ahí.
Anda por ahí, así que la Misión Sucre, la Misión Sucre, yo voy a buscar tiempo de donde no tengo, pero yo quiero de repente, no me va a dar tiempo de visitar, pero podemos programar una vez al mes reunir en no se donde, si en El Poliedro, o en algunas regiones (de repente nos vamos allá al Amazonas, nos vamos a Barinas, nos vamos allá a Portuguesa, sí). La idea miren, les voy a dejar la idea, es decir… Si, si a todos, pero oigan: se trataría (como lo que uno hace con las tropas, que se reúnen en un sitio, uno les da un mensaje) de hacer reuniones por regiones, pero grandes reuniones para hablar con esos muchachos además de lo que ustedes van a hablar, pero hay que trabajar duro con ellos desde el punto de vista moral, abonar la sensibilidad humana, como decía Martí, que ellos recorran el decoro de muchos hombres, que no tienen, de muchas mujeres que no lo tienen, que ellos hagan suyo el principio de luchas por los demás a punto de sacrificarse ellos mismos. Es en verdad un ejército el de Sucre, un ejército para el futuro, para la grandeza de esta patria.
Bueno, luego vendrá la formación de las carreras que comenzarán ya la primera oleada comenzará el mes de marzo, hay que trabajar rápido porque debe ser además una formación de mucha calidad, y luego la consolidación de la misión que será a largo plazo... Yo diría que la Misión Sucre va a entrar en la médula del proyecto revolucionario, la Misión Sucre se proyecta hacia el futuro. Yo digo que por lo menos hasta el dos mil veinticuatro, para celebrar doscientos años de la batalla de Ayacucho, hasta el dos mil veinticuatro por lo menos estaremos celebrando la Misión Sucre, de la Misión Sucre incluso deberán salir brigadas internacionales, así como las tienen los cubanos. Miren, hay cubanos en El Salvador, hay médicos cubanos, y el gobierno que hay allí es de derecha; hay cubanos en el África, hay cubanos en Guatemala, y en ocasiones incluso sin que haya relaciones normales con gobiernos, sin embargo hay médicos cubanos o maestros cubanos.
Esos maestros y esos médicos no andan pregonando el marxismo ni el modelo político cubano, andan es cubriendo una tarea humanitaria en primer lugar. Nosotros también aquí debemos ir formando brigadas, para acompañar, en el futuro, a los cubanos en esa tarea digna. Miren, si los cubanos, óiganme esto, si los cubanos lo hacen, nosotros tenemos mayor obligación moral para hacerlo: ¿qué fue lo que hicieron Bolívar y Sucre, sino llevarse para Ayacucho para el Alto Perú a las tropas de los llanos, las tropas de los Andes? Allá llegó José Laurencio Silva, con las tropas de los llanos de Venezuela. Antonio José de Sucre con los cumaneses, los margariteños, allá fueron a pelear y si les hubiera dado tiempo la vida, hubieran libertado al mundo, eran brigadas internacionales. Bolívar lo dijo: “Para nosotros la patria es América”, no es Venezuela la patria. Vean ustedes, hasta donde debe llegar la dimensión de la Misión Sucre: es una misión de un alto nivel, moral, político, ideológico, cultura, educativo, nacional e internacional. Yo estaré atento todos los días de esa Misión, no vamos a fracasar, no, vamos a triunfar… Ese es el único camino de esta misión, no vamos a fracasar, no, vamos a triunfar, es el único camino.
Yo en verdad, los felicito por todo lo que han hecho hasta ahora, ha sido grande el primer paso, pero sin embargo, les voy a repetir una frase de Sucre antes de la batalla de Ayacucho (que ya se las dije antes a ustedes, que son como los soldados de la Misión Sucre): De los esfuerzos de hoy, depende la suerte del mañana, vayan ustedes pues a esa lucha, a esa batalla y a la victoria.
Yo les propongo algo, para concluir y para despedirlos. He pasado un rato muy ameno hoy con ustedes. Ahora fíjense una cosa. ¿Están los comités regionales de todo el país aquí? Vamos a hacer un juramento, sobre todo para que juramentemos a todas las comisiones regionales de inmediato, ¿les parece?
Bueno, miren, para fortalecer aún más la mística, el espíritu de trabajo, la dedicación, el espíritu de sacrificio y la certeza de la victoria vamos a hacer un juramento con la comisión y con todas la comisiones regionales. Pero antes algo que se me olvidó, yo invité al Ministro Rafael Ramírez, Ministro de Energía y Minas, como ustedes saben, para que viniera aquí, porque le he dado a él una tarea de otra misión que es bastante compleja: la Misión Ribas, para llamar a aquellos que no terminaron el bachillerato. Esa Misión Ribas va a estar muy cerca de la Misión Sucre, más cerca de la Sucre. La Sucre va a estar más cerca de la Ribas que de la Robinson, pero la cercanía no de nivel, y creo que el éxito de la Misión Ribas, dependerá de la participación de ustedes, también en ella y de los alumnos de la Misión Sucre en esta Misión Ribas.
Hemos fijado una fecha ya para hacer un censo, aún estamos revisando, esta tarde vamos a conversar sobre la Misión Ribas. Yo les pido a todos, al Ministro le he pedido esto, porque en primer lugar, bueno, este caballero va a estar no solo con los planes regulares de educación superior, sino con esta Misión Sucre, el Ministro Aristóbulo, todo lo que es la educación, cultura y deportes, la Misión Robinson que no termina, ahora siguen a cuarto grado, las dos misiones. Entonces un poco para aliviar, de algunas manera la carga tan grande que ellos tienen, y conociendo no sólo el tamaño físico del Ministro Rafael Ramírez, sino su trayectoria como revolucionario desde los tiempos de estudiante en la Universidad de los Andes, su compromiso con este proyecto, su capacidad y además de eso la circunstancia de ser el Ministro que dirige Petróleos de Venezuela, le he pedido que Petróleos de Venezuela se convierta en uno de los ejes centrales del impulso a la Misión José Félix Ribas.
Entonces, de todos modos, por naturaleza y por función y por lógica, el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte y luego el Ministerio de Educación Superior, tienen mucho que ver con esta Misión. Los jefes de las zonas educativas, todos ustedes, los muchachos, los estudiantes, la Federación Bolivariana de Estudiantes, el Instituto de la Juventud, el Frente Francisco de Miranda, así que yo lo que quiero primero es ratificar nuestra confianza en el Ministro de Energía y Minas para esta Misión y quiero pedirles a todos ustedes la máxima cooperación y colaboración para él como Presidente de la Comisión Presidencial de la Misión Ribas, que comenzará pronto, comenzará en el mes de noviembre, comenzaremos con la primera oleada, de la Misión Ribas, y yo creo que la si la Misión Sucre ya va por quinientos mil, la Misión Ribas, pudiera llegar a un millón de personas, así que aquí estaremos estudiando todos, desde mi nieto que cumplió un mes hace una semana el Manuel, hasta don Delio que tiene ciento tres años y va para cuarto grado. Todo un país estudiando, todo un país llenándose de luces, de moral, de mística, la educación.
Oigan, a Bolívar cuando dijo ese pensamiento que es vital: “las naciones marchan hacia su grandeza al mismo paso con que camina su educación”… vean como estamos marchando nosotros hacia la grandeza, hay que apurar el paso hacia la educación, eso si es verdad que trae consecuencias directas cómo como la tesis neoliberal, que dice que el mercado y que después del mercado lo arregla todo. No, la educación impacta todo, impacta la moral, la educación es libertadora, ustedes lo saben, claro que lo saben. El movimiento que comenzamos nosotros a formar en el ejército por allá por mil novecientos setenta y cinco, por mil novecientos setenta y ocho, fue un movimiento producto de un proceso educativo, como dice Paulo Freire: el acto de leer, de estudiar, es un acto libertador, la educación es liberadora, vamos pues, avanzando en la educación, vamos a la liberación de nuestro pueblo.
Vamos pues, a juramentarnos. Levanten su mano, les ruego compatriotas, de la Comisión Presidencial de la Misión Sucre, de las Comisiones regionales respectivas, hombres y mujeres, compatriotas todos, educadores todos, luchadores todos, revolucionarios todos y todas.
¿Juran ustedes hoy, once de octubre de dos mil tres, dedicarse por entero y poner toda su fuerza intelectual, toda su capacidad intelectual, su fuerza moral y física, su tiempo, su dedicación, al máximo y por entero, a la noble y grandísima tarea de darle vida, éxito y futuro a la Misión Sucre?
Participantes: Sí, juramos.
Presidente Chávez: Como sé que lo harán, los felicito, y que la patria les premie para siempre. Vamos unidos siempre: hacia el dos mil treinta.
Buenas tardes y muchas gracias.







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Documento 2









Fundamentos Conceptuales de la Misión Sucre
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Presentación
La verdadera revolución consiste en alcanzar la justicia social y por ello ha sido énfasis de la gestión del Gobierno Revolucionario la lucha en contra de la exclusión social, la cual se pone de manifiesto de muchas y variadas maneras. Algunas de ellas muy sutiles como la diferenciación en el trato que se ofrece a las personas provenientes de los diferentes grupos sociales en los programas de televisión; otras veces la exclusión se manifiesta de manera más brutal como la discriminación racial, étnica o de género. Pero nunca la exclusión social tiene tanto impacto como cuando se refiere a la exclusión de las oportunidades de estudio. Y es que allí, cuando a un niño o a un joven se le impide estudiar, se está consolidando un círculo de exclusión y de marginalidad que afecta a dichos jóvenes, a su familia y a sus descendientes los cuales a su vez, reproducirán estos círculos de exclusión afectando a la sociedad en su conjunto.
La Misión Sucre se ha diseñado como la estrategia para romper, por la vía de la Educación Superior, los círculos de exclusión y consiste en incorporar a la Educación Superior, antes que finalice el año 2004, a todos los bachilleres que así lo deseen, de acuerdo a la Constitución (esto es, sin más limitaciones que las que se derivan de sus aptitudes, vocación y aspiraciones).
La Misión Sucre es, probablemente, la tarea más trascendente en materia de Educación Superior, que se haya emprendido en nuestro país, especialmente si, como lo tenemos propuesto y es el objetivo, la misma se realiza ofreciendo elevados estándares de calidad, entendiendo este concepto profundamente vinculado a valores como compromiso, solidaridad y no sólo a lo meramente técnico.
En la Misión Sucre participan muchas instituciones del Estado venezolano, incluyendo ministerios, institutos autónomos, instituciones de educación superior, Fuerza Armada Nacional, así como un número muy importante de voluntarios que acometerán desde las tareas organizativas y de logística, hasta las de diseño técnico de programas y las docentes propiamente dichas. Comenzó formalmente con la realización de un censo nacional, el 21 de septiembre de 2003, que permitió conocer cuales son los bachilleres aspirantes, donde se ubican, sus preferencias en cuanto a carreras, el horario que disponen para dedicarse a sus estudios e información relacionada con su situación socioeconómica. De esta manera planificamos los esfuerzos concentrados a efectuar.
Finalizada la Misión Sucre, habremos superado la emergencia que representa el represamiento por muchos años de cientos de miles de bachilleres sin cupo y dispondremos de un Sistema de Educación Superior que sea capaz de atender la demanda natural en instituciones plenamente desarrolladas y consistentes con el Proyecto de Desarrollo Nacional.

Héctor Navarro Díaz.
Ministro de Educación Superior















I. La Misión Sucre
El Plan Extraordinario Mariscal Antonio José de Sucre, denominado “Misión Sucre”, es una iniciativa del Estado Venezolano y del Gobierno Bolivariano que tiene por objeto potenciar la sinergia institucional y la participación comunitaria, para garantizar el acceso a la educación universitaria a todos los bachilleres sin cupo y transformar su condición de excluidos del subsistema de educación superior.
En esta Misión se conjuga una visión de justicia social, con el carácter estratégico de la educación superior para el desarrollo humano integral sustentable, la soberanía nacional y la construcción de una sociedad democrática y participativa, para lo cual es indispensable garantizar la participación de la sociedad toda en la generación, transformación, difusión y aprovechamiento creativo de los saberes y haceres.
En las últimas décadas del siglo pasado, el Estado fue reduciendo progresivamente sus responsabilidades en materia educativa y específicamente en lo que se refiere al nivel de educación superior. De hecho, la inversión realizada en educación superior en Venezuela desde 1989 hasta 1998, evidenció una tendencia descendente, afectada por la propensión a realizar recortes presupuestarios en todos los sectores del ámbito social y, en especial, como una estrategia para construir la viabilidad del proyecto de privatización de la educación superior.
Esto trajo como consecuencia una amplia deuda social acumulada, pues la matrícula universitaria sufrió un estancamiento, favoreciendo la exclusión de los estudiantes provenientes de los sectores más pobres.
En efecto, diversos estudios[1] concuerdan en afirmar que el ingreso a la educación superior favoreció a los sectores con mayores ingresos, a la población de las grandes ciudades y a los estudiantes provenientes de planteles privados. A la par de este fenómeno, la educación superior de gestión oficial disminuyó sensiblemente su participación en favor de la educación de gestión privada.
Desde 1999, el Gobierno Bolivariano ha dedicado sus mejores esfuerzos a fortalecer todo el sistema educativo venezolano y hacer realidad el ejercicio de la educación como derecho humano, para lo cual ha sido indispensable rescatar la iniciativa del Estado como garante de oportunidades educativas de calidad para todos, tal y como lo señala el artículo 102 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, que refiere:
Artículo 102. La educación es un derecho humano y un deber social fundamental, es democrática, gratuita y obligatoria. El Estado la asumirá como función indeclinable y de máximo interés en todos sus niveles y modalidades, y como instrumento del conocimiento científico, humanístico y tecnológico al servicio de la sociedad…
Por una parte, se ha revertido la tendencia de las últimas décadas a la disminución del presupuesto público dedicado a la educación, pasando del 3.2% del PIB en 1998 al 4.6% en el año 2002, la cual es una proporción significativa en comparación con el conjunto de la América Latina que destina en promedio el 4.4 % del PIB a la educación, aún cuando queda un amplio trecho por recorrer para alcanzar niveles de inversión como los de Estados Unidos y los países de la Unión Europea[2]. (OJO EN EL PRESUPUESTO DEL 2009 EL DE EDUCACIÓN PASO DEL 12 % DEL PIB)
La prioridad otorgada a la educación como proceso fundamental para el cumplimiento de los fines esenciales de la defensa y el desarrollo de la persona y el respeto a su dignidad, la promoción de la prosperidad y bienestar del pueblo y la garantía del cumplimiento de los principios, derechos y deberes reconocidos y consagrados en la Constitución[3], se ha traducido, entre otras realizaciones, en:
- La eliminación del cobro de matrícula en los planteles oficiales y la consiguiente disminución de trabas para el acceso a la educación obligatoria;
- El aumento de cobertura en la educación inicial, básica, media y superior;
- La creación de las Escuelas Bolivarianas;
- La recuperación de la infraestructura de las escuelas básicas y la construcción de nueva infraestructura educativa;
- El relanzamiento de la educación técnica;
- El Plan Simoncito dirigido a garantizar el acceso universal a la educación inicial;
- El Plan Nacional de Lectura, como parte del cual se han distribuido cientos de miles de Bibliotecas Familiares;
- La Misión Robinson que ha logrado alfabetizar, hasta diciembre del 2003, a un millón de compatriotas;
- La Misión Robinson II, dirigida a todas aquellas personas que ya saben leer y escribir, para que culminen la primera y segunda etapa de educación básica; y
- La Misión Ribas, concebida para la incorporación de todos aquellos que no lograron culminar sus estudios de tercera etapa de educación básica y educación media diversificada.
En este marco reivindicativo y de justicia social se ubica la Misión Sucre, que junto a los esfuerzos antes mencionados, significa un impulso a la educación gratuita, obligatoria y de calidad para todos aquellos que habían sido excluidos por las políticas del sistema escolar venezolano.
Con respecto al acceso a la educación superior, el Gobierno Nacional ha logrado la expansión de la matrícula de los Institutos y Colegios Universitarios y en buena parte de las Universidades Nacionales Experimentales, en una labor conjunta con las autoridades y las comunidades de estas instituciones.
Además, desde 1999 se han creado cinco nuevas universidades, a saber: la Universidad Nacional Experimental de Yaracuy (creada por decreto en el gobierno de Rafael Caldera y abierta en la gestión del presidente Chávez); la Universidad Marítima del Caribe; la Universidad Nacional Experimental Politécnica de la Fuerza Armada; la Universidad Nacional Experimental del Sur del Lago y la Universidad Bolivariana de Venezuela (punta de lanza de la Misión Sucre). Igualmente, se han creado cuatro nuevos Institutos Universitarios de Tecnología, como son: el IUT del Estado Bolívar, el IUT del Estado Apure, el IUT del Estado Barinas y el IUT en la Fría, Estado Táchira[4]. Estas instituciones son nuevas oportunidades de estudio para el gran número de bachilleres que egresan de la educación media, y además responden a la necesidad de transformar el sistema de educación superior, en términos de cobertura geográfica, en función de la construcción del Equilibrio Territorial diseñado en los lineamientos del Plan Económico y Social de Desarrollo 2001-2007.
Estos ejemplos son una muestra de la decisión y de la acción estratégica del Estado para cancelar y superar la deuda social y garantizar el acceso a la educación superior de todas y todos. Sin embargo, este esfuerzo resulta aún insuficiente, toda vez que la deuda social acumulada es de enormes proporciones. Existe un aproximado de más de 500.000 bachilleres excluidos del sistema de educación superior.


II. Razones que Justifican la Creación de la Misión Sucre
II.1. Los sistemas de selección y admisión.
El sistema de selección y admisión que se aplica a los estudiantes que aspiran a ingresar a la Educación Superior ha sufrido, casi desde sus inicios, el cuestionamiento de diferentes sectores de la comunidad académica[5]. Básicamente el sistema de selección se comparte entre los procedimientos aplicados por la Oficina de Planificación del Sector Universitario (OPSU), que combina los resultados de las calificaciones de Educación Media (Promedio del Bachillerato) con los de la prueba de Aptitud Académica (Razonamiento Verbal y Matemático) en un índice que los integra, denominado Índice Académico; y el utilizado por las universidades que, fundamentalmente, está constituido por las llamadas Pruebas Internas, las cuales combinan exámenes de aptitud con las de conocimientos específicos, según la naturaleza e interés del área o disciplina correspondiente[6]. El aspecto que más se ha cuestionado es la discriminación social que el procedimiento establece entre los aspirantes, evidenciándose que los resultados de las pruebas tienden a favorecer a los estudiantes de mayores recursos socioeconómicos, característica que es válida tanto en el sistema nacional de admisión, como en el de las pruebas internas de las universidades, aunque más acentuadamente en este último.

II.2. La exclusión en la educación superior.
Si realizamos una breve revisión histórica y social sobre el problema de la exclusión de la educación superior, nos encontramos que a partir de los años 80 la composición social de los bachilleres que ingresan a las universidades públicas, se conforma cada vez y en mayor medida por ciudadanos provenientes de los sectores medios y altos de la población, mientras que pocos de los bachilleres pertenecientes a los sectores menos favorecidos de la población logran integrarse al sistema de educación superior. Tendencia que contraviene el sentido de promoción social que ha de tener la educación y que facilita el incremento de las brechas de inequidad que existen en nuestro tejido social.
La exclusión de la educación superior debe ser entendida considerando la totalidad de planos que afecta. La exclusión no sólo significa una disminución de posibilidades educativas sino que incide en las perspectivas de futuro de la población. Parafraseando a Bastidas y otros (1999), la exclusión educativa significa una dificultad para acceder a experiencias y relaciones que puede encontrarse asociada al fracaso y suele imponer límites al desarrollo de habilidades cognitivas, de competencias comunicacionales en contextos diferentes al familiar y comunitario, y al acceso a informaciones, técnicas y conocimientos. Dificulta también el acceso a nuevos escenarios para la formación permanente y restringe las posibilidades de empleo. Vistos la educación y el conocimiento como factores estratégicos para el desarrollo integral sustentable, la exclusión no es solamente un problema individual o familiar, sino que afecta negativamente sobre toda la nación. Afecta la cohesión social y grupal porque cercena los espacios de aprendizaje como espacio público, donde eventualmente pueden cohabitar los diversos integrantes de las comunidades e incluso de distintas colectividades. Obstaculiza la base común de conocimientos y comunicación que necesita un país para considerarse nación. Es un problema político; disminuyendo las posibilidades de participación en las decisiones públicas, tener influencia sobre los otros y derecho de palabra para opinar. La exclusión es una fuente de desequilibrio en el acceso al poder, aislando aún más a los pobres.
La exclusión en la educación superior pareciera tener una de sus causas en las fórmulas internas que han producido las propias instituciones, a las cuales ya hemos hecho referencia. Un estudio efectuado por OPSU[7] indica cómo ha sido la evolución del ingreso al sistema entre los años 1998 y 2000. El número de aspirantes, los asignados por OPSU-CNU y las cifras de nuevos inscritos en tales años se presentan en la tabla 1.

Tabla 1: Demanda total, asignados CNU-OPSU y nuevos inscritos en la educación superior, 1998-2000[8]
Renglón/Año
1998
1999
2000
Aspirantes
259.340
281.282
288.016
Asignados
16.552
25.212
37.299
Nuevos Inscritos
172.432
189.581 (a)
196.197 (a)
%Asig./Deman.
6%
9%
13%
No asignados
70.356
66.489
54.520
Índice de Exclusión
27,13%
23,64%
18,93%
a Cifras estimadas
En el cuadro anterior se observa como, a pesar del incremento de los asignados por la vía CNU-OPSU, la proporción representa en el mejor de los casos el 13% del total de estudiantes que ingresan a la educación superior. Aunado a ello, las cifras de personas que no ingresan a la educación superior ronda números entre setenta mil trescientos cincuenta y seis (70.356) y cincuenta y cuatro mil quinientos veinte (54.520). En otras palabras, se ha excluido a más de ciento noventa y un mil aspirantes sumando los tres años. Ello, sin contar a quienes desisten aún antes de inscribirse para la Prueba Nacional de Aptitud Académica, al evaluar negativamente sus posibilidades de ingreso.
Sin embargo, el énfasis debe ser puesto en el índice de exclusión. Es muy importante tomar en cuenta que diecinueve (19) de cada cien aspirantes se vieron excluidos de la educación superior en el año 2000, veintitrés (23) en 1999 y veintisiete (27) en 1998. Si bien la tendencia es al descenso, estos datos indican dos cosas: las cifras de estudiantes sin cupo representan casi la cuarta parte de la demanda; y cuando se analizan estos números se entiende que el Proceso Nacional de Admisión administra un bajo porcentaje de los cupos totales de educación superior, aun cuando es el mecanismo que resulta menos excluyente.

Tabla 2: Comparación de la demanda estudiantil satisfecha por las universidades públicas clasificada por nivel socioeconómico y expresada porcentualmente en los años 1984 y 1998[9]
Año 1984




Año 1998



Nivel
Aspirantes
Ingresos
Porcentaje

Nivel
Aspirantes
Ingresos
Porcentaje
Alto
5.612
3.084
54,95%

Alto
4.652
4.647
99,89%
Medio Alto
19.820
11.385
57,44%

Medio Alto
31.615
25.653
81,14%
Media Bajo
37.682
23.442
62,21%

Medio Bajo
63.336
30.416
48,02%
Obrero
22.344
14.918
66,77%

Obrero
34.168
9.239
27,04%
Muy Pobre
1.885
1.337
70,93%

Muy Pobre
1.993
393
19,72%
Total
87.343
54.166
62,02%

Total
135.764
70.348
51,82%

La tabla 2, brinda una mejor panorámica de cómo las universidades públicas a través del tiempo han reducido su capacidad de ingreso para los sectores más pobres de la sociedad. Las clases obrera y muy pobre (reconocida en otros trabajos como “marginal”), han reducido sus números de ingreso a poco más de la mitad y a menos de la tercera parte respectivamente, entre los años de 1984 y 1998.
En la tabla 3, se aprecia la tendencia al descenso que se mantenía hasta 1998 en los cupos para los bachilleres que egresaban del sector público de la educación. Un poco más de una tercera parte de los cupos en términos porcentuales, perdió el sector oficial. Paralelamente, los egresados del sector privado ocuparon casi diez por ciento más.

Tabla 3: Comparación de la demanda estudiantil satisfecha por las universidades públicas clasificada por dependencia pública o privada del plantel de proveniencia y expresada porcentualmente en los años 1984 y 1998[10]
Año 1984



Año 1998


Nivel
Aspiran-tes
Ingre-sos
Porcenta-je

Nivel
Aspiran-tes
Ingre-sos
Porcenta-je
Público
60.610
38.590
63,67%

Público
73.851
27.999
37,91%
Privado
26.622
15.497
58,21%

Privado
62.426
42.349
67,84%
Total
87.232
54.087
62,00%

Total
136.277
70.348
51,62%

La conclusión que se puede extraer de las cifras anteriores, es que las instituciones universitarias a través de sus propios mecanismos permitieron que entre el año 1984 y 1998 se cambiara un patrón paritario de ingreso por condición socioeconómica o por dependencia del plantel, hacia un sistema injusto que privilegia a los sectores de clase alta y media-alta y a los egresados de planteles privados. Esta distorsión aparece claramente asociada a la generalización de los mecanismos internos de ingreso.
En definitiva se había consolidado en Venezuela, la tendencia mundial que señala la Declaración sobre la Educación Superior para el Siglo XXI (UNESCO, 1998):
Ha sido igualmente una época de mayor estratificación socioeconómica y de aumento de las diferencias de oportunidades de enseñanza dentro de los propios países, incluso en algunos de los más desarrollados y más ricos.

II.3. La nueva orientación de las políticas sociales del Estado Venezolano
Durante la década de los 90 la política social del Estado venezolano fue orientada por el paradigma de la focalización, en donde se atendían los problemas coyunturales con programas sociales de impacto restringido en aquellos grupos identificados como los más vulnerables, cuyo objetivo primordial era garantizar que se cubrieran las necesidades básicas para la subsistencia de la persona. Las políticas sociales del nuevo Estado venezolano producto del proceso constituyente, reconocen necesidades sociales más allá de lo material o de la ubicación del individuo frente a una línea imaginaria de pobreza. La construcción del equilibrio social dispuesto en el Plan de Desarrollo Económico y Social de la Nación implica una nueva visión del ciudadano y sus derechos, en donde la participación protagónica en la toma de decisiones implica los retos de la transformación y formación. La construcción de una sociedad más equitativa y justa, pasa necesariamente por preparar a la población para el ejercicio de la ciudadanía de forma soberana, incrementado su nivel educativo.

II.4. La función estratégica de la Educación Superior.
La educación superior es un factor estratégico para la transformación social, la consolidación de la soberanía nacional y la construcción de una sociedad mejor. El acceso al conocimiento y la información, la participación en los circuitos de difusión y transformación de los saberes, la creación intelectual, el desarrollo tecnológico y su aprovechamiento creativo son claves para el desarrollo humano integral y sustentable; el reconocimiento, la comprensión y el conocimiento de nuestra diversidad y potencialidades como país; la búsqueda de la justicia social, el combate de la pobreza y de todas las formas de exclusión social; la consolidación de la participación protagónica del pueblo venezolano, de la democracia participativa y de la ciudadanía democrática; la expansión y la democratización de las capacidades educativas, científicas, tecnológicas y económicas de la nación; la seguridad alimentaria; la conservación y enriquecimiento del patrimonio cultural; la garantía universal e indivisible de los derechos humanos; la democratización de la sociedad internacional; el equilibrio ecológico; la integración latinoamericana; el fortalecimiento de la condición humana y los procesos que faciliten la paz, la comprensión y la colaboración entre los pueblos de todo el mundo. En cada uno de estos campos la educación superior tiene compromisos que cumplir y aparece como necesidad ineludible.
La educación superior no es solamente un asunto de carreras, títulos y grados. Es centralmente una instancia de participación en el conocimiento y, siguiendo a Hopenhayn y Ottone (2000), “un campo que decide”:

… la importancia creciente de la innovación y el conocimiento en las economías hace de la educación no sólo una inversión con alta tasa de retorno, sino un campo que decide sobre el destino futuro de personas y sociedades enteras: o dentro de la revolución de la información, o fuera; o con acceso a “trabajos inteligentes”, o recluidas en servicios de bajo componente técnico y bajos salarios; o integradas en redes de circulación del conocimiento, o desamparadas en la intemperie del analfabetismo cibernético.
No en balde la UNESCO (1998) apunta que sin el fortalecimiento de la educación superior ningún país podrá garantizar un auténtico desarrollo endógeno y sostenible. Más aún, ante la complejidad de las problemáticas contemporáneas, la vertiginosa creación y difusión de conocimiento y el valor que hoy en día se otorga a este como ventaja competitiva aún mayor que la tierra y el capital.
Justamente, el aceleramiento de los cambios tecnológicos, políticos, culturales, sociales y éticos ha puesto de relieve la necesidad de la educación a lo largo de toda la vida y, para ésta la educación superior ha sido considerada una plataforma privilegiada. Pues a esta le toca generar procesos de aprendizaje abiertos y permanentes, tanto como abrir puertas para que tales aprendizajes tengan lugar.
Y este acceso a la educación y el conocimiento, a lo largo de toda la vida, en una sociedad participativa y protagónica como la que estamos construyendo no puede ser sólo para unos cuantos. Se trata de que la educación superior se constituya como un espacio abierto al aprendizaje permanente y, por tanto propicie oportunidades de formación múltiples y flexibles, en cuanto a sus modalidades, contenidos, trayectorias y poblaciones a las que van dirigidas, atendiendo a las distintas necesidades de formación; que brinde posibilidades para entrar, salir y reingresar fácilmente del sistema y esté abierta a toda persona que haya finalizado satisfactoriamente la educación media, sin distinción de edad[11].
Por todas estas razones, se presenta como urgencia nacional la necesaria implementación de un sistema equitativo de ingreso a la educación superior, donde se hable de acceso en vez de selección, donde se universalice la oferta académica en los municipios, se creen nuevas modalidades de estudios y se flexibilicen los currícula y se reconozcan las competencias de las personas, es decir, lograr una real transformación universitaria que beneficie a todos en igualdad de condiciones.
La educación universitaria está en la responsabilidad de ser una manifestación de la democracia educacional participativa, la cual exige: garantizar el acceso a la educación superior de los egresados de la educación media, sin más limitaciones que sus aspiraciones, capacidades y vocaciones; y permitir que los estudiantes que a ella acceden alcancen logros significativos en su empeño por formarse y profesionalizarse.[12]
Ello requiere que la educación superior venezolana en un tiempo perentorio asuma el reacomodo, reforma, cambio y/o transformación de sus estructuras y procedimientos académicos y administrativos, que hagan propicio el cabal cumplimiento de su misión social. La revisión o cambio que debe realizarse en la educación universitaria debe conducir a transformaciones profundas en la concepción de lo académico, de lo administrativo, de lo financiero, a un rediseño del modelo de relaciones entre y con los estamentos profesorales, estudiantiles, administrativos y de servicios, que le permitan y favorezcan un nuevo plano de interrelaciones y vinculaciones entre ellos, con la comunidad, con el Estado, con el aparato productivo y otras instituciones nacionales e internacionales.[13]

III. Definición, Características y Objetivos de la Misión Sucre
III.1. ¿Qué es la Misión Sucre?
La Misión Sucre es un Plan Extraordinario del Gobierno venezolano, de carácter estratégico, no permanente, orientado a facilitar la incorporación y prosecución de estudios en la educación superior de todos los bachilleres y bachilleras que, a pesar de sus legítimas aspiraciones y plenos derechos, no han sido admitidos o admitidas en ninguna institución de educación superior oficial, en correspondencia con el mandato constitucional de garantizar el derecho a la educación de todos los venezolanos y venezolanas.
El objeto primordial de la Misión Sucre es conformar y consolidar una red de todas aquellas instancias, instituciones y factores vinculados a la educación superior, que resuelva el problema del cupo universitario, a través de la generación de nuevos espacios y creación de nuevas modalidades de estudios convencionales y no convencionales. La idea es propiciar la transformación de todas las prácticas obstaculizadoras, los métodos de selección y admisión excluyentes, y de aquellas concepciones negadoras del derecho a la educación para todos y todas. Igualmente, promover la reflexión, discusión, concepción e implantación de nuevos modelos educativos universitarios, con base en los imperativos de la democracia participativa y protagónica, el diálogo con los actores involucrados teniendo como referencia fundamental el proceso histórico, social, político y económico que vivimos.
Directrices de la Misión Sucre. Concebida así la Misión Sucre se despliega de acuerdo a las siguientes directrices básicas:
Movilización Social: Se trata de generar la incorporación activa y protagónica de todos los sectores implicados independientemente de su edad, con una visión positiva de la educación, que es reconocida como forma de participación en el conocimiento, como una forma de crecimiento personal y de evolución social, que implica la transferencia de poder a los ciudadanos en términos reales, y no exclusivamente desde una perspectiva de profesionalización.
Universalización: Las formas de ingreso a la educación superior han estado caracterizadas por la exclusión: asignación por dependencia de plantel, índice académico, pruebas de aptitud, mecanismos discrecionales, pruebas internas. La pretensión es que todo aquel que sea bachiller y desee ingresar y/o continuar estudios universitarios pueda incorporarse al sistema de educación superior. La idea es universalizar la educación superior a través de la desconcentración del sistema y la creación de nuevas modalidades alternativas y oportunidades de estudio, en todo el territorio nacional.
Diferenciación en las trayectorias formativas: se busca adecuar las trayectorias formativas a las características y necesidades educativas de los participantes, lo cual implica el reconocimiento y valoración de competencias, conocimientos y experticias que todos los bachilleres han desarrollado previo a su ingreso a la educación superior, tanto como aquellas que pudieran desarrollar paralelamente a la educación formal.
Municipalización[14]: la cual supone orientar la educación superior hacia lo regional, hacia lo local, tomando como punto de referencia la cultura específica de las poblaciones con sus necesidades, problemáticas, acervos, exigencias y potencialidades. Se trata de propiciar estudios superiores con pertinencia social, con sentido de arraigo y propósito, inmersos en geografías concretas pero con visión global, comprometidos con el impulso y la promoción del desarrollo endógeno y sustentable de cada una de las regiones, de manera que los espacios educativos se expandan a todos los ámbitos de la vida social y no se restrinjan a las aulas.
Innovación y Flexibilización Académica: Se pretende que los estudiantes participen por medio de la ampliación de la cobertura de planes y programas de estudio existentes, y dispongan del adecuado apoyo académico en la medida de sus necesidades. Y además, la apertura hacia distintas modalidades de formación tales como: la presencial, la semipresencial, la educación a distancia y la no convencional. Es necesario crear e incorporar otras modalidades que permitan y posibiliten la permanencia y prosecución de los participantes en los estudios superiores; en este sentido es posible introducir la propuesta estudios compartidos, y estudios multinstitucionales. Además, generar un desarrollo curricular flexible que permita la transdisciplinariedad en los estudios universitarios.
Sentido de Propósito y Trascendencia de la Formación: El propósito es que la educación superior tenga un sentido trascendente, más allá de la especialización y la profesionalización establecidas por el mercado. No se trata de formar sólo para un empleo. Se pretende la formación para el desarrollo integral de las personas y la transformación social. Es decir, ciudadanos vinculados a la problemática, necesidades y exigencias del país, corresponsables del progreso nacional y el desarrollo sustentable, con capacidad de emprender y construir sus propios espacios de incorporación a la vida social y productiva, formados para la construcción de la ciudadanía, la consolidación de la democracia participativa y la soberanía nacional.
Construcción de ciudadanía: en el terreno de los valores estamos en la construcción de la ciudadanía, democratizando el saber, desarrollando la soberanía cognitiva en la lucha contra la jerarquía y monopolio del saber, siendo parte constitutiva de una nueva cultura política. Pero esta soberanía política no se puede ejercer plenamente sin soberanía cognitiva, es decir, pensar con cabeza propia, ser constructores de nuestros saberes y participar integralmente en la formulación, planificación, ejecución y evaluación de los asuntos atinentes al interés común de los ciudadanos. En esta nueva República que se esta construyendo, la democracia no debe residir únicamente en el voto, sino en la capacidad de decisión en el conjunto del proceso. Por ello, planteamos que para pasar de la representación a la participación, hay que democratizar el saber.
Transformación institucional: la Misión Sucre se inscribe en una estrategia de transformación de la educación superior y aspira a incidir sobre los conceptos, las estructuras, las dinámicas y las formas de organización de las instituciones universitarias y demás instancias e instituciones nacionales, para que puedan abrir sus puertas a la gente y construir condiciones de acceso equitativo, garantizando el ejercicio pleno del derecho ciudadano y elevando el nivel educativo de la población en términos globales.

Una de las directrices de gran relevancia y puntal principal de la Misión Sucre es la municipalización, por lo cual se hará una descripción más extensa de ésta. Por municipalización entendemos un proceso que haga posible que los estudios superiores estén indefectiblemente vinculados al contexto socio-cultural en el que se realiza la práctica educativa. Por ello, la educación superior debe tener:
pertinencia socio-cultural, es decir, en principio debe haber el re-conocimiento de la diversidad cultural y étnica, lo que significa reivindicar y dialogar con los acervos y saberes regionales. Una educación orientada hacia los contextos, problemáticas y cultura regional y local. Esto conlleva a que necesariamente se deban planificar, evaluar y utilizar estrategias y recursos mediados por estas especificidades;
participación y corresponsabilidad, esto es, crear y producir saberes y conocimientos bajo los principios del aprender a aprender y del aprender haciendo en un proceso de desarrollo local, sustentable y endógeno, promoviendo la generación, en términos de Edgar Morin, de la ciencia con conciencia,
generación de la defensa de lo propio y de la valorización del lugar de origen y pertenencia. Si se propicia una educación con un currículo flexible, adaptado y adecuado al contexto local, y si a esto se le suman los sentidos de propósito, participación y corresponsabilidad, esto posibilita y propicia la creación de un sentido de arraigo, de pertenencia, al mismo tiempo que influye en la permanencia de los estudiantes en su proceso educativo[15], no los excluye, al contrario, los implica, los involucra, los hace sentir y formar parte del lugar en el que viven[16].
III.2. Características que Definen la Misión Sucre.
La Misión Sucre es un plan extraordinario, estratégico y coyuntural que implica una nueva forma de pensar la educación superior y está definida por las siguientes características:
La generación de aprendizajes, saberes y haceres en el marco de un conjunto de oportunidades, espacios, lugares, condiciones y modalidades de formación de la práctica educativa universitaria.
La adaptación de los estudios universitarios a las particularidades de las diferentes regiones y localidades, sus pobladores, problemáticas, expectativas y necesidades específicas de desarrollo.
La corresponsabilidad entre todos los participantes: bachilleres, docentes, instituciones universitarias, gobiernos regionales y locales, sectores productivos, comunidades y el gobierno nacional.
La contraloría social, ejercida por todos los actores vinculados al proceso.
La ampliación de las oportunidades de formación universitaria y de los lugares de aprendizaje y, particularmente, la comprensión del trabajo y la vida social como espacios de aprendizaje.
La actualización permanente y la vinculación nacional e internacional.
El aprovechamiento de las tecnologías de la información y la comunicación.
La realización de la tarea de la revisión y cambio del actual modelo predominante de la educación superior, que posibilite una nueva forma de concebir, planificar y orientar la educación universitaria en Venezuela.
En síntesis la Misión Sucre pretende ser:
un espacio para la participación y el ejercicio de la ciudadanía;
una acción que promueva el desarrollo local, regional y nacional;
un programa de educación superior vanguardia del proceso de cambios que este sector requiere;
una práctica educativa innovadora que ofrezca oportunidades de estudios universitarios e implemente modalidades educativas que posibiliten el desarrollo de competencias y actitudes cónsonas con el ejercicio de una ciudadanía responsable.

III.3. Objetivos y Metas de la Misión Sucre.
Objetivos generales:
Facilitar la incorporación y prosecución de estudios en la educación superior de todos los bachilleres y bachilleras que, a pesar de sus legítimas aspiraciones y plenos derechos, no han sido admitidos o admitidas en ninguna institución de educación superior oficial, e incrementar el nivel educativo de la población venezolana.
Promover la reflexión, discusión, concepción e implantación de nuevos modelos educativos universitarios, con base en los imperativos de la democracia participativa y protagónica, el diálogo con los actores involucrados teniendo como referencia fundamental el proceso histórico, social, político y económico que vivimos.
Objetivos Específicos:
Cuantificar y caracterizar la población de bachilleres que no han podido acceder a la Educación Superior.
Diseñar e implantar un Programa de Iniciación Universitaria (PIU), que favorezca el tránsito de los bachilleres a la educación superior.
Aumentar la matrícula en las instituciones de educación superior (IES).
Conformar una red que integre a todas aquellas instituciones y organizaciones que puedan cooperar de manera sustantiva en el desarrollo y consolidación de la Misión Sucre.
Desarrollar currículos que contribuyan e impulsen el Proyecto de Desarrollo Nacional endógeno y sostenible.
Propiciar el desarrollo de un currículum abierto, flexible, dinámico e innovador que permita desarrollar e innovar planes y programas de estudio, metodologías y recursos para el aprendizaje, y que prevea la implementación de modalidades de formación como: la presencial, la semipresencial, la educación a distancia, la no convencional, y la acreditación de experiencias, entre otras.
Promover estrategias de transformación del sistema de educación superior, con base en el desarrollo endógeno y sostenible, que impacten en lo local, lo regional y lo nacional, que simultáneamente corrijan todas aquellas anomalías y desaciertos que han venido caracterizando a este sector educativo (admisión, sesgo social, deserción, calidad de la enseñanza etc.).





IV. Bases Jurídicas de la Misión Sucre.
IV.1. La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
La base fundamental de sustento de la Misión Sucre es la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Con la aprobación de la Constitución en el año 1999, el Estado asume como fines esenciales:
- la defensa y el desarrollo de la persona y el respeto a su dignidad,
- el ejercicio democrático de la voluntad popular,
- la construcción de una sociedad justa y amante de la paz,
- la promoción de la prosperidad y bienestar del pueblo y
- la garantía del cumplimiento de los principios, derechos y deberes reconocidos y consagrados en esta Constitución
Tal como se establece en su artículo 3, en el cual se declara también que la educación y el trabajo son los procesos fundamentales para alcanzar dichos fines, otorgando a la educación un carácter de prioridad fundamental y un valor estratégico.
De la misma manera, en el artículo 102 de la Constitución, la educación queda definida como un derecho humano, un deber social y un servicio público. No es pues una opción o un privilegio, sino un derecho primario, en condiciones de igualdad con relación al derecho a la vida o la salud.
Artículo 102. La educación es un derecho humano y un deber social fundamental, es democrática, gratuita y obligatoria. El Estado la asumirá como función indeclinable y de máximo interés en todos sus niveles y modalidades, y como instrumento del conocimiento científico, humanístico y tecnológico al servicio de la sociedad. La educación es un servicio público y está fundamentada en el respeto a todas las corrientes del pensamiento, con la finalidad de desarrollar el potencial creativo de cada ser humano y el pleno ejercicio de su personalidad en una sociedad democrática basada en la valoración ética del trabajo y en la participación activa, consciente y solidaria en los procesos de transformación social, consustanciados con los valores de la identidad nacional y con una visión latinoamericana y universal. El Estado, con la participación de las familias y la sociedad, promoverá el proceso de educación ciudadana, de acuerdo con los principios contenidos en esta Constitución y en la ley.
Al instituirse como derecho humano, se afirma su carácter público y se convierte en función indeclinable y de máximo interés del Estado, a la par de que es exigible y tiene que ser exigido por parte de todos los ciudadanos y todas las ciudadanas. En términos de la Exposición de Motivos de la Constitución:
Se establece que la educación y el trabajo son los procesos fundamentales para garantizar los fines del Estado. De esta manera, los ciudadanos y las organizaciones sociales tienen el deber y el derecho de concurrir a la instauración y preservación de esas condiciones mínimas y de esa igualdad de oportunidades, aportando su propio esfuerzo, vigilando y controlando las actividades estatales, concienciando a los demás ciudadanos de la necesaria cooperación recíproca, promoviendo la participación individual y comunitaria en el orden social y estatal, censurando la pasividad, la indiferencia y la falta de solidaridad. Las personas y los grupos sociales han de empeñarse en la realización y ejercicio de sus derechos y en el cumplimiento de sus deberes, mientras que el Estado es un instrumento para la satisfacción de tales fines.
En la República Bolivariana de Venezuela, la educación tiene carácter democrático, gratuito y de obligatoriedad. Y el Estado debe garantizarla en todos sus niveles y modalidades. En el artículo 103 se instituye el amplio alcance de las obligaciones del Estado para con la educación:
Toda persona tiene derecho a una educación integral, de calidad, permanente, en igualdad de condiciones y oportunidades, sin más limitaciones que las derivadas de sus aptitudes, vocación y aspiraciones. La educación es obligatoria en todos sus niveles, desde el maternal hasta el nivel medio diversificado. La impartida en las instituciones del Estado es gratuita hasta el pregrado universitario. A tal fin, el Estado realizará una inversión prioritaria, de conformidad con las recomendaciones de la Organización de las Naciones Unidas. El Estado creará y sostendrá instituciones y servicios suficientemente dotados para asegurar el acceso, permanencia y culminación en el sistema educativo. La ley garantizará igual atención a las personas con necesidades especiales o con discapacidad y a quienes se encuentren privados o privadas de su libertad o carezcan de condiciones básicas para su incorporación y permanencia en el sistema educativo.
Si bien se establece la obligatoriedad de la educación hasta el nivel de media diversificada, se extiende la gratuidad hasta el pregrado universitario y, en consideración de la asunción expresa de la progresividad de los derechos humanos (artículo 19 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela), así como de la consideración del carácter permanente de la educación, el acceso a la educación superior aparece indudablemente como derecho y como responsabilidad del Estado.
La Constitución establece además, en su artículo 23, que:
Los tratados, pactos y convenciones relativos a derechos humanos, suscritos y ratificados por Venezuela, tienen jerarquía constitucional y prevalecen en el orden interno, en la medida en que contengan normas sobre su goce y ejercicio más favorables a las establecidas por esta Constitución y la ley de la República, y son de aplicación inmediata y directa por los tribunales y demás órganos del Poder Público.
Ello lleva a la revisión de instrumentos internacionales sobre la educación superior, entre los que se examina uno en este documento: La Declaración Mundial sobre la Educación Superior para el Siglo XXI: Visión y Acción (UNESCO, 1998), en consideración de la relevancia que tiene y ha tenido como referencia mundial sobre la transformación de la educación superior.



IV.2. Declaración Mundial sobre la Educación Superior para el Siglo XXI: Visión y Acción.
Esta declaración comienza señalando que:
La educación superior se enfrenta en todas partes a desafíos y dificultades relativos a la financiación, la igualdad de condiciones de acceso a los estudios y en el transcurso de los mismos, una mejor capacitación del personal, la formación basada en las competencias, la mejora y conservación de la calidad de la enseñanza, la investigación y los servicios, la pertinencia de los planes de estudios, las posibilidades de empleo de los diplomados, el establecimiento de acuerdos de cooperación eficaces y la igualdad de acceso a los beneficios que reporta la cooperación internacional.
Desafíos múltiples que se combinan con las exigencias de las sociedades contemporáneas en el sentido de superar las desigualdades entre los países y al interior de éstos, combatir los mecanismos de exclusión, consolidar la democracia, los derechos humanos y la paz, a la vez que “trascender las consideraciones meramente económicas y asumir dimensiones de moralidad y espiritualidad más arraigadas”. Estos elementos sientan un marco para lo que se denomina “la transformación y la renovación más radicales que jamás haya tenido por delante” la educación superior.
Y con respecto al acceso a la educación superior se apunta que si bien la segunda mitad del siglo XX se caracterizó por una “expansión espectacular” de la educación superior a escala mundial, “también es la época en que se ha agudizado aún más la disparidad, que ya era enorme, entre los países industrialmente desarrollados, los países en desarrollo y en particular los países menos adelantados en lo que respecta al acceso a la educación superior” y que ha sido igualmente “una época de mayor estratificación socioeconómica y de aumento de las diferencias de oportunidades de enseñanza dentro de los propios países, incluso en algunos de los más desarrollados y más ricos”.
En correspondencia con estas consideraciones, la Declaración, en su artículo 1, aparte b, reafirma la necesidad de preservar, reforzar y fomentar la misión de:
…constituir un espacio abierto para la formación superior que propicie el aprendizaje permanente, brindando una óptima gama de opciones y la posibilidad de entrar y salir fácilmente del sistema, así como oportunidades de realización individual y movilidad social con el fin de formar ciudadanos que participen activamente en la sociedad y estén abiertos al mundo, y para promover el fortalecimiento de las capacidades endógenas y la consolidación en un marco de justicia de los derechos humanos, el desarrollo sostenible la democracia y la paz.
Caracterizando a la educación superior como espacio abierto a todos y a todas, pues es de todos y todas el derecho a la educación permanente. La realización de este derecho exige la ampliación de opciones y la necesidad de brindar “la posibilidad de entrar y salir fácilmente del sistema”, que va aparejada a una educación superior flexible que pueda establecer vínculos múltiples con el mundo del trabajo y de la vida social en general (artículo 7), así como adecuarse a las necesidades de las personas. Reafirma el artículo además la misión de la educación superior como espacio para la realización individual, la movilidad social y la formación de una ciudadanía activa y abierta al mundo, así como la estrecha vinculación de la educación superior con el fortalecimiento de capacidades para el desarrollo endógeno, aspectos todos que hemos señalado entre las razones que animan la Misión Sucre.
En su artículo 3, la Declaración aborda el acceso a la educación superior, señalando que:
El acceso a los estudios superiores debería estar basado en los méritos, la capacidad, los esfuerzos, la perseverancia y la determinación de los aspirantes y, en la perspectiva de la educación a lo largo de toda la vida, podrá tener lugar a cualquier edad, tomando debidamente en cuenta las competencias adquiridas anteriormente. En consecuencia, en el acceso a la educación superior no se podrá admitir ninguna discriminación fundada en la raza, el sexo, el idioma, la religión o en consideraciones económicas, culturales o sociales, ni en incapacidades físicas.
E igualmente, en el aparte b, que:
… El acceso a la enseñanza superior debería seguir estando abierto a toda persona que haya finalizado satisfactoriamente la enseñanza secundaria u otros estudios equivalentes o que reúna las condiciones necesarias, en la medida de lo posible, sin distinción de edad y sin ninguna discriminación.
Términos inequívocos, que reafirman los planteamientos contenidos en el enunciado antes citado del artículo 1, y que también exigen un apoyo activo para facilitar el acceso a la educación superior de los sectores más desfavorecidos:
Se debe facilitar activamente el acceso a la educación superior de los miembros de algunos grupos específicos, como los pueblos indígenas, las minorías culturales y lingüísticas, de grupos desfavorecidos, de pueblos que viven en situación de ocupación y personas que sufren discapacidades (…) Una asistencia material especial y soluciones educativas pueden contribuir a superar los obstáculos con que tropiezan esos grupos tanto para tener acceso a la educación superior como para llevar a cabo estudios en ese nivel. (Artículo 3, aparte d)
En su artículo 8, la Declaración Mundial sobre la Educación Superior para el Siglo XXI, aborda la diversificación de las modalidades de estudio como medio de reforzar la igualdad de oportunidades:
La diversificación de los modelos de educación superior y de las modalidades y los criterios de contratación es indispensable para responder a la tendencia internacional de masificación de la demanda y a la vez para dar acceso a distintos modos de enseñanza y ampliar el acceso a grupos públicos cada vez más diversos, con miras a la educación a lo largo de toda la vida, lo cual supone que se pueda ingresar en el sistema de educación superior y salir de él fácilmente.
E, igualmente en el artículo 9, se apunta la necesidad de “Métodos educativos innovadores: pensamiento crítico y creatividad” como elementos indispensables para alcanzar los objetivos de la Declaración, así como la necesidad de apuntalar con servicios y políticas especiales de apoyo al tránsito de los estudiantes a la educación superior,
… sea cual fuere su edad, y para tener en cuenta las necesidades de categorías cada vez más diversificadas de educandos. Hay que tener en cuenta las necesidades, no sólo de los que pasan a la educación superior procedentes de escuelas o establecimientos postescolares, sino también de las necesidades de los que abandonan la enseñanza o vuelven a ella en un proceso de educación permanente.

IV.3. Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social.
Por su lado, en el Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social de la Nación 2001-2007, en el apartado: Plan de Equidad Social, se busca alcanzar la equidad como nuevo orden de justicia social y base material de la sociedad. En función de cumplir este objetivo el Estado debe construir las bases para que la población tenga un acceso equitativo a la riqueza y el bienestar, a la vez, que se centre en la construcción de una nueva condición de ciudadanía, basada en el reconocimiento pleno y el ejercicio garantizado de los derechos, como seres humanos y sujetos sociales con autonomía en todas las esferas de acción de la vida social, lo cual esta expuesto en el texto constitucional.
Los principios que rigen el equilibrio social son la universalidad, la equidad, la participación y la corresponsabilidad, y esto es fundamento de la garantía de los derechos para todos y todas los ciudadanos. En función de estos valores, la Misión Sucre como parte de una política de Estado, busca dar respuesta a la gran deuda social que se tiene con los bachilleres y bachilleras que no han podido acceder a la educación superior.
Específicamente, se menciona que la educación debe ser de calidad y para todos, a la vez, se debe garantizar el acceso y la permanencia en el sistema educativo, también extender la cobertura de la matrícula en todos los niveles y modalidades del sistema educativo. Específicamente el apartado 2.1.1.5, “Equidad y educación superior”, del Plan de Desarrollo Económico y Social de la Nación, dice:
La Educación Superior está orientada a consolidar las competencias como ciudadanos y como trabajadores, para contribuir al desarrollo del país, comprometida con la disminución de las inequidades y de las desigualdades sociales. En el marco de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, la política de Educación Superior está orientada al aumento de la pertinencia social de la educación superior, al mejoramiento de la equidad en el acceso y en el desempeño estudiantil, al mejoramiento de la calidad y la eficiencia, al fortalecimiento de la función de extensión, a la instrumentación de una negociación estratégica con las universidades oficiales y al desarrollo de un sistema de Educación Superior.
La mayor pertinencia social de la Educación Superior consiste en que las funciones de docencia, investigación y extensión, los programas y actividades, satisfagan las demandas de la sociedad y estén vinculados con los programas de desarrollo económico, social, cultural y regional.
En el Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social de la Nación 2001-2007, se expresa claramente que la búsqueda de la justicia social en todos sus niveles es el imperativo político y ético, de las estrategias que se implementan para disminuir la exclusión social. La Misión Sucre es una de estas políticas dirigidas a disminuir las desigualdades existentes en la educación superior.

IV.4. Políticas y Estrategias para el Desarrollo de la Educación Superior en Venezuela.
Las Políticas y Estrategias para el Desarrollo de la Educación Superior en Venezuela 2000-2006, formuladas por el Ministerio de Educación Cultura y Deportes, en Diciembre de 2001, plantean entre sus principales desafíos:
· Revitalizar el papel de las instituciones de Educación Superior en el contexto de procesos que coadyuven a la reducción de los desequilibrios sociales,
· Reorientar el desarrollo de la educación superior hacia la creación y fortalecimiento de condiciones asociadas a las ventajas competitivas de la economía venezolana,
· Favorecer el desarrollo regional de la educación superior,
· Reorientar el patrón de desarrollo de la Educación Superior con una visión cultural y políticamente democrática del desarrollo nacional,
Lo cual implica para la Educación Superior;
…el reto de desarrollar nuevos modelos de organización para la calidad, la equidad, la pertinencia y adecuada financiación de las respectivas instituciones, basados en procesos descentralizados.
Estas políticas establecen como criterios orientadores:
· la Educación Superior como servicio público,
· la calidad e innovación,
· el ejercicio del pensamiento crítico,
· la equidad,
· la pertinencia social,
· la formación integral,
· el fortalecimiento de lo académico,
· la autonomía,
· la articulación vertical y horizontal
· la cooperación internacional.

IV.5. Decreto 2.601
Mediante el Decreto 2.601 del 8 de septiembre de 2003, el Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez Frías, crea la Comisión Presidencial encargada de adelantar la “Misión Sucre”. Entre las consideraciones de este decreto se apunta, por una parte, que la política social diseñada por el actual Gobierno Revolucionario, se encuentra basada en un escenario de crecimiento con equidad y, por otra, que la educación es el principio articulador del desarrollo con equidad social y que los esfuerzos realizados en materia de acceso a la educación superior han resultado insuficientes. Con base a ello,
Se crea la Comisión Presidencial de Participación Comunitaria para la incorporación y apropiado desempeño en el nivel de Educación Superior, de los bachilleres excluidos del Sistema, la cual tendrá por finalidad el estudio, formulación, coordinación, seguimiento y evaluación del Plan Extraordinario Mariscal Antonio José de Sucre, denominado “Misión Sucre”, con el objeto de potenciar la sinergia institucional y la participación comunitaria en la resolución de la problemática del cupo universitario, para generar nuevos espacios y modalidades de estudios, convencionales y no convencionales. (Artículo 1, del Decreto citado)
La Misión aparece pues, desde su génesis, como esfuerzo de sinergia interinstitucional y participación comunitaria. Se trata entonces de una convocatoria a toda la sociedad a participar en la solución de la problemática, superando las visiones sectoriales. El Decreto ubica además a esta convocatoria en el marco del crecimiento con equidad y el combate a las exclusiones, reconoce las limitaciones de los medios convencionales para la creación de soluciones y destaca que el objetivo no es solamente lograr la incorporación a la educación superior sino también que los bachilleres alcancen un apropiado desempeño en la Educación Superior.

V. Visión e Impacto Esperado de la Misión Sucre.
La Misión Sucre pretende:
el desarrollo de competencias y actitudes para el ejercicio pleno de una ciudadanía responsable; comprometida con los problemas, necesidades y exigencias del país;
la elevación del nivel educativo del venezolano y su acceso a la formación integral y a lo largo de toda la vida, como forma de empoderamiento de la población que le permita ganar y abrir nuevas opciones de crecimiento personal y de participación social, económica, cultural y política;
la disminución de las desigualdades sociales en el área educativa, y su impacto favorable en la disminución de las brechas de desigualdad en otras áreas;
el fortalecimiento de las capacidades nacionales, regionales y locales para la producción económica con sentido social y responsabilidad ambiental; para la garantía de los derechos a la participación, la libre expresión, la salud, la educación y, en general, a una vida digna; para la gestión social participativa y la gobernabilidad; para la comprensión del país, sus regiones y localidades en su diversidad; para la conservación, rescate y enriquecimiento de nuestro patrimonio cultural y ambiental; así como para nuestra participación en el mundo desde una posición de soberanía nacional, integración latinoamericana y caribeña, defensa de la paz y solidaridad entre los pueblos.

Por tanto, al masificar la educación superior a través de la desconcentración del sistema y la creación de nuevas modalidades, alternativas y oportunidades de estudio en todo el territorio nacional se generará un gran impacto, que en términos generales puede delimitarse de la siguiente manera:
v En el plano personal: la incorporación a los estudios superiores de cada uno de los participantes está asociada a la adquisición de nuevos conocimientos y la participación en la cultura, a la ampliación de horizontes y al desarrollo personal, al conocimiento de nuevas personas, el reconocimiento de sí mismo y el encuentro humano; a la valoración positiva de la familia y la generación de referentes para las nuevas generaciones, al desarrollo de capacidades para pensarse y repensarse a sí mismo y a su entorno, para idear y realizar proyectos y ser útil a los demás.
v La incorporación de la educación superior al ámbito local y cotidiano, deberá fortalecer las relaciones de solidaridad de la comunidad y la capacidad protectora de la familia; fortalecer actitudes positivas para la convivencia, desarrollar capacidades para la organización y la acción colectiva, incidir favorablemente sobre otros procesos educativos; impactar positivamente en la salud y actuar como factor preventivo en relación al riesgo social.
v En el plano social, las relaciones que se establecen desde el empoderamiento (derivado del acceso al conocimiento) de la persona sobre sus potencialidades y fortalezas, le permite unirse con otros para el logro de objetivos colectivos en diferentes ámbitos.
v En el plano político el incremento del nivel educativo fomenta la participación y el ejercicio de los derechos ciudadanos, así como mayor participación en los servicios sociales, a la vez, que permite la creación de una nueva cultura política y de los nuevos ciudadanos republicanos.
v En el plano económico el acceso al conocimiento abre oportunidades para actividades productivas más allá del empleo, la creación y recreación de formas de vida y relaciones productivas desde la solidaridad y el cooperativismo, formas asociativas de distinta naturaleza en donde las ganancias generadas por la fuerza de trabajo sean distribuidas de forma justa entre los trabajadores.
v En el plano transectorial, la estructura de las Misiones Sucre, Robinson y Ribas desarrolladas por el Estado durante el año 2003, intenta dar mayor flexibilidad y efectividad a la acción del Estado, impulsando la transectorialidad y la capacidad de reorganizarse conforme a las necesidades y prioridades nacionales, para dar respuesta a los nuevos retos de participación e inclusión que se establecen en las disposiciones constitucionales y el plan de desarrollo de la nueva república[17].

VI. Los Participantes que se Incorporan a la Misión Sucre.
La ampliación del acceso a la educación superior venezolana, en función de los objetivos de la Misión Sucre, supone considerar la diversidad de grupos poblacionales que aspiran ingresar a ella. García Guadilla[18], citando a la OCDE, refiere, por ejemplo, la existencia de tres (3) tipos de nuevos estudiantes: las personas maduras que no tuvieron oportunidad de estudiar cuando eran jóvenes; los jóvenes adultos cercanos a los 30 años y los egresados que regresan por más educación.
En el caso de la Misión Sucre se han considerado los siguientes grupos de estudiantes:
Grupo A: personas menores de veinticuatro (24) años que han egresado de la educación media pero no ingresaron nunca a la educación superior
Grupo B: personas en edades comprendidas entre veinticuatro (24) y veintiocho (28) años que han egresado de la educación media pero no ingresaron nunca a la educación superior.
Grupo C: personas mayores de veintiocho (28) años que han egresado de la educación media pero no ingresaron nunca a la educación superior.
Grupo D: personas sin restricción de edad que ingresaron pero no egresaron de la educación superior.
Grupo E: personas sin restricción de edad que egresaron de la educación superior y vuelven por más educación.
Junto a esto grupos, se han tomado en cuenta los grupos tradicionalmente discriminados, como: la población indígena[19] y la población de personas discapacitadas[20].
Esta caracterización de la población hace visible la diversidad de estudiantes a los que está dirigida la Misión, así como sus características y necesidades educativas. Se trata en muchos casos de personas con compromisos laborales y familiares, con experiencias diversas, que han de considerarse tanto en el diseño de las trayectorias formativas, como en las estrategias y los materiales educativos. La irrupción de estos grupos a la educación superior supone rupturas con la idea preconcebida de los estudiantes como jóvenes y a dedicación exclusiva y abre un especial lugar a los conceptos de la andragogía. Se trata de que los saberes y acervos de los participantes enriquezcan los procesos formativos; de generar relaciones estrechas entre la educación superior y el mundo del trabajo y de la vida social en general, de modo que todos sean comprendidos como espacios de aprendizaje; de favorecer la autonomía en los cursos de aprendizaje, de manera que la experiencia universitaria se incorpore al proyecto de vida de las personas y no pretenda unilateralmente fabricarlo; de multiplicar las opciones de tiempos y ritmos de estudio, que necesariamente serán diferentes para quienes cuidan a sus hijos, que para quienes no los tienen, para quienes trabajan (en los diferentes horarios en los que es posible hoy en día trabajar) que para aquellos que buscan insertarse en la vida laboral; de construir las relaciones profesores-estudiantes sobre la base de un diálogo en el que todos tienen algo que aprender de los demás; de hacer realidad una educación que aporte de verdad al entorno comunitario, que le dé respuestas, que genere o fortalezca las capacidades para emprender, pensar y reconstruir el mundo, partiendo de los problemas complejos, ambiguos e inciertos de la vida real tanto como del análisis detenido de teorías y generalizaciones; de considerar la diversidad humana como riqueza.
Ello requiere que tanto el personal docente como todos los actores del programa tomen conciencia de la riqueza que esta diversidad significa, pues son las relaciones que se generan en el quehacer diario las determinantes para construir un ambiente de aceptación y respeto fundamental para garantizar el diálogo plural que ha de caracterizar la educación superior, pues queremos que esta sea uno de los escenarios para la construcción concreta de una sociedad pluricultural.

Caracas, Diciembre de 2003



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Documento 3









La Municipalización de la Educación Superior.
Caracas, 26 de abril de 2004

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Consideraciones Previas
Como parte de sus directrices fundamentales, la Misión Sucre pretende la municipalización de la educación superior, la cual supone orientarla hacia lo regional, hacia lo local, tomando como punto de referencia la cultura específica de las poblaciones con sus necesidades, problemáticas, acervos, exigencias y potencialidades. Se trata de propiciar estudios superiores con pertinencia social, con sentido de arraigo y propósito, inmersos en geografías concretas pero con visión global, comprometidos con el impulso y la promoción del desarrollo endógeno y sustentable de cada una de las regiones, de manera que los espacios educativos se expandan a todos los ámbitos de la vida social y no se restrinjan a las aulas.
Esta directriz es parte integral de una visión de conjunto que comprende a la Misión como un proceso de movilización social, dirigido a garantizar la participación de todos y todas en la cultura y el conocimiento, a construir ciudadanía, a generar comunidades de conocimiento y espacios flexibles y accesibles para el aprendizaje permanente. Se comprende a la Misión Sucre como un esfuerzo del Estado y de la sociedad toda para universalizar la educación superior y garantizar el derecho de todos y todas a participar en ella, para lo cual es imprescindible transformar sus instituciones, sus lógicas y sus prácticas, de manera que la educación superior cumpla con su función de ser un factor estratégico en la construcción de una nueva república.
En esta perspectiva, la municipalización confluye con la búsqueda del Equilibrio Territorial planteado en el Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social, en los términos de favorecer, con una perspectiva de largo plazo, un proceso de modificación del patrón de poblamiento, producción, inversión y distribución de riqueza, que pasa por:
La difusión y diversificación de la actividad productiva en cada uno de los espacios del país, de acuerdo a sus particulares potencialidades;
La garantía de condiciones de vida dignas y de acceso a servicios de calidad en cada lugar del territorio;
El fortalecimiento de la democracia participativa y protagónica y de la organización popular en los ámbitos locales;
La protección del patrimonio ambiental y su aprovechamiento racional en un contexto de desarrollo sustentable;
El reconocimiento, afirmación, enriquecimiento y ejercicio pleno de nuestra diversidad cultural.

Las Prioridades Nacionales
El proyecto de país que plantea la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela apunta a un estilo de desarrollo integral y sustentable, cuyo énfasis está en el respeto y el ejercicio pleno de la dignidad humana. Ello implica una clara distancia con los modelos de desarrollo que sólo atienden al crecimiento económico, olvidando que en definitiva el objetivo de la economía es satisfacer las necesidades de la gente.
La óptica multidimensional del desarrollo humano, integral y sustentable, la recoge el Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social formulando la necesidad de construir cinco equilibrios:
Equilibrio Político, dirigido a construir el Estado democrático y social de Derecho y de Justicia, que establece la Constitución, caracterizado por la vida en libertad, la participación corresponsable de la ciudadanía, el imperio de la justicia, la igualdad, la solidaridad y el pleno ejercicio de los derechos humanos.
Equilibrio Económico, que implica la diversificación de la actividad productiva, disminuyendo nuestra excesiva dependencia de la explotación y exportación de petróleo crudo, sobre las bases de nuestras potencialidades como nación. Que exige el despliegue de nuevas ramas de producción agrícola, industrial y de servicios, tanto como una mayor calidad del gasto, en el sentido de mejores servicios públicos, especialmente en salud, educación, energía, agua, transporte, seguridad jurídica y personal.
Equilibrio Social, dirigido a alcanzar y profundizar el desarrollo humano, mediante la ampliación de las opciones de las personas, el ofrecimiento de mayores y mejores oportunidades efectivas de educación, salud, empleo, de ingresos, de organización social y de seguridad ciudadana. El cual empalma con el equilibrio político, al subrayar la necesidad de ganar poder para la gente y fortalecer su capacidad de organización, incidencia en las decisiones públicas y acceso a los recursos para construir un futuro mejor. Y confluye con el equilibrio económico, al plantear la necesidad de construir y desarrollar una economía social, sustentada en la solidaridad.
Equilibrio Territorial, relacionado con el desarrollo armónico de todo el territorio, la gestación de nuevos patrones de poblamiento, producción, inversión y distribución de riqueza; la difusión y diversificación de la actividad productiva; la garantía de condiciones de vida dignas y de acceso a servicios de calidad en cada lugar del territorio; el fortalecimiento de la democracia participativa y protagónica en los ámbitos locales; la protección del patrimonio ambiental y su aprovechamiento racional en un contexto de desarrollo sustentable; así como con el reconocimiento, afirmación, enriquecimiento y ejercicio pleno de nuestra diversidad cultural.
Equilibrio Internacional; que compromete a la República Bolivariana de Venezuela con la búsqueda de un orden internacional equitativo, con el respeto y la defensa del principio de soberanía nacional y con la integración latinoamericana y caribeña.
La amplitud de miras del proyecto nacional llama a un equilibrio en la selección de prioridades para la educación superior, de manera que se conjuguen necesidades de formación relacionadas, entre otros aspectos con:
La soberanía agroalimentaria
El apoyo a la acción comunitaria organizada
El desarrollo del turismo y los servicios conexos.
La creación de nuevas ramas industriales y el fortalecimiento de las existentes.
El fortalecimiento del Estado y la gestión pública bajo la perspectiva de la democracia participativa, la acción intersectorial y la formación para el compromiso social.
El desarrollo y uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación; la expansión de nuestras capacidades para el acceso y la producción de información.
La educación escolar y no escolar. Integral y en especialidades críticas.
La atención en salud, con prioridad en la prevención, atención primaria y la medicina familiar.
La Economía Social y el desarrollo de tecnologías apropiadas social y ambientalmente.
La protección ambiental y el aprovechamiento racional de los recursos naturales.
El desarrollo tecnológico ligado a industrias básicas y particularmente a la industria petrolera.

El Esquema de Municipalización de la Educación superior
En correspondencia con la directriz de municipalización, la Misión creará Espacios Educativos en cada uno de los municipios del país, de manera que los bachilleres participantes puedan cursar en ellos distintos programas de formación de distintas instituciones de educación superior. Cada uno de estos espacios se constituirá progresivamente además en un centro de educación permanente, vinculado a las necesidades de formación, investigación y asesoría de cada población, propiciando la vinculación social de la educación superior y el trabajo compartido con las comunidades, empresas y organismos gubernamentales y no gubernamentales.


Las Aldeas Universitarias
Estos espacios educativos municipales o Aldeas Universitarias serán construidos progresivamente o podrán instalarse en las sedes de otras instituciones educativas (en horarios distintos a los de su uso ordinario), en Centros Culturales, instalaciones militares u otros locales apropiados para el cumplimiento de su función.
Las características centrales de las Aldeas Universitarias son:
a) Se trata de centros municipales de Educación Superior donde confluyen los Programas de Formación (carreras) de distintas Instituciones, compartiendo recursos académicos (profesores, consultorías, espacios de reunión y discusión, laboratorios, centros de información y documentación, centros de práctica, actividades culturales, deportivas y de producción).
b) En aquellos municipios que sea necesario por su población o extensión, se instalará más de una Aldea Universitaria. Igualmente, aquellos municipios muy próximos entre sí podrán compartir una sola Aldea.
c) La Fundación Misión Sucre asume la coordinación de las Aldeas Universitarias, conjuntamente con las Instituciones de Educación Superior.
d) La dotación de las Aldeas y su acondicionamiento será un trabajo conjunto de las organizaciones que confluyen en la Comisión Presidencial Misión Sucre, con participación de los gobiernos regionales y locales, corporaciones de desarrollo regional, empresas del estado y privadas, así como de las comunidades.
e) El funcionamiento, mantenimiento y seguridad de las Aldeas Universitarias será atendido en forma corresponsable por la Fundación Misión Sucre, conjuntamente con los participantes (estudiantes y profesores), las comunidades, las autoridades locales y regionales.
f) Se busca que los bachilleres puedan estudiar en su propia comunidad y que las Aldeas Universitarias formen parte de la comunidad local, de manera que las comunidades se integren a ellas, contribuyan a su desarrollo y puedan hacer uso de sus posibilidades.
La Misión Sucre propiciará en cada localidad el uso compartido de recursos entre los distintos entes gubernamentales y no gubernamentales y entenderá así mismo a sus propios espacios como espacios comunitarios compartidos, de manera que las instalaciones productivas y las culturales, los laboratorios y centros de información, los espacios deportivos y la infraestructura educativa sean entendidos como un parque educativo y tecnológico, al servicio de todos.

Los Programas de Formación
Entendemos los programas de formación universitaria como patrimonio público, al servicio de la nación, en correspondencia con el carácter público de la educación superior. Por tanto la Misión Sucre propicia su expansión hacia todas aquellas localidades en que se requieran, así como la creación de las condiciones necesarias para su realización con la máxima calidad.
a) En las Aldeas Universitarias concurren programas de distintas Instituciones de Educación Superior. Los Títulos y otras acreditaciones son otorgados por la Institución de Educación Superior encargada de validar el programa. Otras IES (con sede en el municipio o próximas a él) participan en el apoyo académico y administración de los programas de formación.
b) Los ambientes de aprendizaje y las prácticas educativas estarán ligados a las necesidades y características de las distintas localidades.
c) La formación se basa en la vinculación activa entre los estudios, el trabajo y la vida social.
d) Las modalidades curriculares deben ser flexibles, para adaptarse a las distintas necesidades educativas, a las diferentes disponibilidades de tiempo para el estudio, a los recursos disponibles y a las características de cada municipio.
e) Se desarrollarán recursos nacionales de apoyo a la formación (materiales escritos, material en línea, productos audiovisuales, teleclases, teleconferencias, grupos de consulta, redes de expertos, sistemas de divulgación, consulta y debate).
f) Se desarrollarán unidades y ejes curriculares comunes para distintas carreras y distintas instituciones, que faciliten el trabajo interdisciplinario y la movilidad estudiantil y profesoral entre un programa y otro.
g) Se crearán los mecanismos para la acreditación de experiencias, estudios y saberes en provecho de la diversificación de trayectorias formativas.

Los profesores-asesores
Los profesores-asesores y profesoras-asesoras son quienes guiarán y apoyarán continuamente a los estudiantes en su proceso formativo. Actuarán como consultores de los procesos de formación de los estudiantes, proponiendo planes de trabajo y situaciones de aprendizaje, formulando preguntas e incentivando a los estudiantes a formular las suyas propias, asesorando la búsqueda y selección de información, brindando su experiencia como acompañantes de los estudiantes en su proceso de inmersión en las áreas de conocimiento, las prácticas profesionales y el tratamiento de problemas.
a) Los profesores-asesores serán profesionales de la localidad o de localidades cercanas, seleccionados rigurosamente por las IES y contratados por la Fundación Misión Sucre. La integración como profesores-asesores de los profesionales que residen y laboran en la localidad busca favorecer un contacto cercano entre profesores y estudiantes, así como abrir posibilidades para que la formación sea pertinente, con arraigo local y en permanente vinculación con el mundo del trabajo, la comunidad y el ambiente local.
b) Las Instituciones de Educación Superior actuarán como asesoras y garantes académicos de los programas, propiciando el intercambio continuo entre los profesores de las Instituciones de Educación Superior y los profesores y estudiantes de estos nuevos espacios universitarios.
c) Los profesores-asesores estarán integrados a programas de formación continua, realizados en asociación entre las distintas Instituciones de Educación Superior y la Fundación Misión Sucre. Un requisito previo para la incorporación de profesionales como profesores-asesores es la realización de un Taller de Incorporación, considerado como primera escala del Programa de Formación Permanente.

La Oferta Académica de la Misión Sucre
Criterios para la Definición de la Oferta Académica
Conforme a lo expuesto, la oferta académica (es decir, los programas que podrán cursarse) podrá ser distinta en cada uno de los municipios, para adecuarse a las distintas características, demandas y potencialidades de cada localidad. Esta oferta de programas académicos se irá ampliando, cambiando y ajustando progresivamente durante el desarrollo de la Misión Sucre.
La oferta académica en cada municipio deberá responder a los siguientes criterios:
a) Prioridades nacionales, correspondientes a la construcción de una sociedad justa, democrática, participativa, multiétnica y pluricultural, y al desarrollo soberano, integral, sustentable y sostenible.
b) Respuestas a necesidades y potencialidades regionales y locales.
c) Instituciones de Educación Superior en capacidad de brindar apoyo académico para el desarrollo de los programas.
d) Instituciones de Educación Superior en capacidad de validar los programas de formación, es decir, de supervisar y certificar los requisitos exigidos para el otorgamiento del título o certificación correspondiente.
e) Condiciones físicas y técnicas para el desarrollo de los programas en cada localidad (Existencia y disponibilidad de uso de laboratorios, centros de práctica, instalaciones, ambientes, así como existencia de personal capacitado para ser incorporado como profesor-asesor).
f) Atención a las distintas aspiraciones y vocaciones de los estudiantes, expresadas en las solicitudes de oportunidades de estudio reportadas en cada municipio.

Las Variables a Considerar en la oferta Académica
Debido a que en cada municipio, los programas de formación universitaria que se cursarán serán distintos, puede verse la oferta académica como un vector que integra la localización del programa con las condiciones requeridas para su realización. Este vector comprende las siguientes variables:
· Municipio.
· Programa de Formación. Incluyendo: Perfil del egresado, Plan de Estudios.
· Institución que otorgará títulos y certificados.
· Institución o Instituciones que participarán en apoyo al programa.
· Lugares de estudio, laboratorios, centros de práctica. Que incluyen tanto la sede de los encuentros académicos (conferencias, consultas, círculos de estudio y discusión, evaluaciones), como los centros de práctica (que a partir del principio de la Misión Sucre de combinar estudio y trabajo, pueden ser escuelas, centros de salud, empresas, talleres, cooperativas, organizaciones sociales, etc.) y centros de información (bibliotecas, acceso a Internet, etc.)
· Modalidades de estudio.
· Horarios o turnos
· Número de profesores requeridos.
· Fecha de inicio de actividades.

Oferta Académica No Municipalizada
Junto a la oferta municipalizada, se plantea que los bachilleres de la Misión Sucre puedan incorporarse a la educación superior por otras vías:
Vía 1: Uso de cupos disponibles en las Instituciones de Educación Superior
Luego de aceptar a los estudiantes que ingresan por medio de la Prueba de Aptitud Académica Nacional o por otros sistemas de admisión, todavía existe un número variable pero importante de cupos disponibles tanto en las Universidades como en los IUT y CU, producto de diversas razones. Se plantea que tales posibilidades de estudio incrementen la variedad de la oferta académica de la Misión Sucre.

Vía 2: Atención especial para áreas de conocimiento de baja demanda.
En la simulación de demanda conforme a prioridades nacionales, puede observarse que áreas de conocimiento como Atención a Desastres, Ciencias Básicas, etc. cuentan con una demanda muy baja. De hecho, no concentran más de 20 estudiantes en ningún municipio.
Se plantea establecer para cuáles de ellas pueden establecerse condiciones especiales para garantizar el desplazamiento de los bachilleres a los centros de estudio.

Vía 3: Atención especial para municipios con bajo número de participantes.
En el caso de algunos municipios, el número de estudiantes incorporados en la primera cohorte es escaso. En otros municipios la dispersión de la demanda y el bajo número de estudiantes, no permite calcular una sección de al menos 10 personas.
Se plantea para estos casos el uso de modalidades a distancia especialmente adecuadas a las condiciones geográficas, también puede contemplarse la posibilidad de desplazamiento de los estudiantes a los centros de estudio (garantizando las condiciones para ello).




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Documento 4









Espacios de Aprendizajes y Modalidad Semipresencial, en el Marco de la Misión Sucre

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Nuestra sociedad es diversa en lo cultural, político y religioso, entre otras múltiples dimensiones. Esta riqueza de nuestro país se manifiesta en nuestras costumbres, nuestros barrios, nuestras comunidades, nuestras familias, padres, abuelos, jóvenes y niños.

Partiendo de lo anterior, es necesario definir los espacios de formación de la Misión Sucre como espacios de encuentro y realización de estas diversidades en el contacto con los profesores-asesores, con los otros participantes, con la comunidad.

Este espacio permite la cohesión social que le es propia a nuestra diversidad cultural; a la vez, que es un espacio de realización, de construcción de relaciones, de construcción de vínculos sociales pertinentes a la comunidad, a nuestro desarrollo colectivo e individual. De aquí, que se necesita que los participantes estén en contacto entre ellos, con los profesores, con lo local, que estén vinculados al desarrollo de la comunidad y del país.

Por tanto, debemos desprendernos de la formación tradicional, donde la clase magistral era propia del aprendizaje, y se impartía en un sitio, en un aula de clase, donde no había ninguna reciprocidad, donde se supone que el alumno no sabe nada y el maestro lo sabe todo.

Los participantes de la Misión Sucre traen aprendizajes que son tan (o más) importantes como los que trae el profesor-asesor, como el acervo propio de la comunidad, de la localidad y del país.

Aproximadamente el 60% de los participantes de la Misión Sucre están en las edades tradicionalmente consideradas como universitarias (entre 16 y 24 años), pero más del 15% superan los 34 años y, entre ellos, al menos 4000 superan los 50. Y también tenemos participantes de 15 años o menos. Esto nos da otra idea de la diversidad presente en los participantes, que bien son adolescentes, jóvenes o adultos, que inician la vida o que tienen una trayectoria de trabajo y responsabilidades familiares, que se identifican a sí mismos más como hijos, como madres o como abuelos, que ven los estudios superiores como una continuidad del bachillerato o como una segunda oportunidad, o como la realización de un sueño o el complemento de una formación que bien se ha dicho debe ser a lo largo de toda la vida.

Como apunta Alvariño (2003):

El adulto es una persona que tiene motivaciones propias frente al aprendizaje, ha alcanzado un grado importante de autonomía y es capaz –en función de ella– de tomar a su cargo variados aspectos del aprendizaje. Cuenta, además, con una base de conocimientos experienciales con los cuales confronta constantemente sus nuevas adquisiciones. Tiene necesidades propias que lo llevan a buscar la utilidad concreta e inmediata de aquello que aprende. Por ello se buscó establecer un clima igualitario y de convivencia, en el que participantes y formadores construyeran una relación de respeto mutuo que permita en todo momento considerar las experiencias y las habilidades previas de los participantes en el logro de los objetivos.
Formar adultos es muy diferente a formar niños o adolescentes. Por lo tanto, hemos de considerar las características de los adultos, tal como apunta Collins (1998), como estudiantes autónomos, con experiencias previas y orientados hacia metas concretas:
• Como personas maduras, su autoconcepto no es tan dependiente del contexto, toman sus propias decisiones y controlan la dirección de sus vidas.
• Tienen todo un bagaje de experiencias y conocimientos que puede convertirse en una valiosa fuente de aprendizaje que ningún formador debería obviar o rechazar. Esta experiencia acumulada debe aprovecharse para enriquecer los aprendizajes del grupo.
• Su motivación para aprender se centra, sobre todo, en aquellos temas y actividades que le permitan desarrollar y mejorar los roles sociales que desempeñan. Por tanto, suelen tener expectativas y necesidades muy concretas en su formación.
• Puesto que sus objetivos formativos están centrados fundamentalmente en aspectos concretos de su desarrollo profesional o laboral, fundamentan la utilidad del conocimiento en la aplicación inmediata de sus aprendizajes, y, por ello, se orientan más a la resolución de problemas que al desarrollo teórico de temas.
Considerando estas características de los participantes, una de las principales tareas del formador consiste en ayudarlos a ser autosuficientes, y contribuir a la construcción colectiva de conocimientos. Para ello, el trabajo en grupo y el aprendizaje cooperativo puede ser una buena estrategia, puesto que favorece la democracia y la solidaridad en el grupo y la autonomía en la organización del propio aprendizaje.

De esto se deriva, que la modalidad semipresencial de la Misión Sucre se define como una forma de dar y recibir conocimiento, en espacios de formación bien sea un aula, un taller, el trabajo, el hogar, entre otros; a través de las prácticas que se tienen y que se generen, en el intercambio con los otros participantes y con el profesor-asesor.

Esta modalidad semipresencial se realiza en tiempos distintos pero complementarios, los cuales mencionamos a continuación:
Estudio Independiente: determinado por las necesidades de cada uno de los participantes, se genera un tiempo de estudio individual que se realiza según su conveniencia. Este tiempo es indispensable para la comprensión y el desarrollo del pensamiento crítico y el criterio propio.
Trabajo en grupo: Como decía Paulo Freire, “el grupo es la célula educativa básica”. Dentro de la concepción del aprendizaje como hecho social, el trabajo en grupo ha de ser uno de los ejes fundamentales de la formación. Como marco propicio para el desarrollo de la autoexpresión del estudiante, reforzando la idea de que aprendemos de los otros y con los otros (Vigotsky 1978), y fomentando la cohesión social, la corresponsabilidad y las relaciones con los otros.
Consultas: Los profesores-asesores estarán abiertos a las consultas individuales y grupales, he allí una de las razones por las cuales deben ser de la localidad. Así como el estudio supone la lectura y revisión constante de distintas fuentes (libros, revistas, Internet, CD, vídeos, etc.) tienen también que garantizarse múltiples espacios para la consulta y el intercambio con personas con experiencia y conocimiento en las diversas áreas de estudio, combinando distintos tipos de saberes. Se trata de construir redes de intercambio que garanticen las condiciones para una formación permanente y abierta.
Encuentros: Pueden realizarse con la frecuencia que requiera el proceso de formación y que sea posible para todos los participantes. Los encuentros permiten la interacción entre los grupos de estudiantes y los profesores asesores, y están dirigidos al intercambio de saberes y a la consolidación de comunidades de aprendizaje.
La distribución de estos tiempos se hace en función de las características de cada programa de formación y de cada unidad curricular.

Siguiendo con Alvariño:
Es necesario tener presente la diversidad de intereses, motivaciones, necesidades y habilidades de los alumnos adultos. Esta heterogeneidad es positiva y enriquecedora si el formador sabe sacar partido de ella y revertirla en beneficio del grupo. Pero puede ser un elemento disolvente si el trabajo didáctico no la tiene en cuenta. En los cursos virtuales, los alumnos adultos buscan la flexibilidad y la libertad personal. Al mismo tiempo, necesitan la colaboración del grupo y la relación social. Estas necesidades las hemos constatado a través del comportamiento de los docentes en los diversos cursos realizados. A la hora de preguntar por sugerencias o en los espacios de opinión libre, aparecen mensajes en la línea de necesidad de apoyo de las personas, manifiestan mayor dependencia de otros, reclaman por un contacto más asiduo y que recupere las características sociales de la comunicación cara a cara. Como señala Paulsen (1992), hemos de pensar en combinar la libertad y la necesidad de compartir en un verdadero programa educativo que sea flexible y, al mismo tiempo, cooperativo. Esta flexibilidad del sistema se refiere básicamente a seis dimensiones: tiempo, espacio, ritmo, entorno, acceso y curriculum.

Referencias:
Alvariño, Celia (2003): La formación de docentes a distancia vía Internet. En: Educación y nuevas tecnologías, IIPE-UNESCO, Buenos Aires.
Vigotsky, L. (1978) El desarrollo de los procesos psicológicos superiores. Crítica, Barcelona.
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Documento 5









Declaración Mundial sobre la Educación Superior en el Siglo XXI: Visión y Acción

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ORGANIZACION DE LAS NACIONES UNIDAS PARA LA EDUCACION, LA CIENCIA Y LA CULTURA

CONFERENCIA MUNDIAL SOBRE LA EDUCACION SUPERIOR
París, 5-9 de octubre de 1998

Preámbulo
En los albores del nuevo siglo, se observan una demanda de educación superior sin precedentes, acompañada de una gran diversificación de la misma, y una mayor toma de conciencia de la importancia fundamental que este tipo de educación reviste para el desarrollo sociocultural y económico y para la construcción del futuro, de cara al cual las nuevas generaciones deberán estar preparadas con nuevas competencias y nuevos conocimientos e ideales. La educación superior comprende “todo tipo de estudios, de formación o de formación para la investigación en el nivel postsecundario, impartidos por una universidad u otros establecimientos de enseñanza que estén acreditados por las autoridades competentes del Estado como centros de enseñanza superior”[21]. La educación superior se enfrenta en todas partes a desafíos y dificultades relativos a la financiación, la igualdad de condiciones de acceso a los estudios y en el transcurso de los mismos, una mejor capacitación del personal, la formación basada en las competencias, la mejora y conservación de la calidad de la enseñanza, la investigación y los servicios, la pertinencia de los planes de estudios, las posibilidades de empleo de los diplomados, el establecimiento de acuerdos de cooperación eficaces y la igualdad de acceso a los beneficios que reporta la cooperación internacional. La educación superior debe hacer frente a la vez a los retos que suponen las nuevas oportunidades que abren las tecnologías, que mejoran la manera de producir, organizar, difundir y controlar el saber y de acceder al mismo. Deberá garantizarse un acceso equitativo a estas tecnologías en todos los niveles de los sistemas de enseñanza.
La segunda mitad de nuestro siglo pasará a la historia de la educación superior como la época de expansión más espectacular; a escala mundial, el número de estudiantes matriculados se multiplicó por más de seis entre 1960 (13 millones) y 1995 (82 millones). Pero también es la época en que se ha agudizado aún más la disparidad, que ya era enorme, entre los países industrialmente desarrollados, los países en desarrollo y en particular los países menos adelantados en lo que respecta al acceso a la educación superior y la investigación y los recursos de que disponen. Ha sido igualmente una época de mayor estratificación socioeconómica y de aumento de las diferencias de oportunidades de enseñanza dentro de los propios países, incluso en algunos de los más desarrollados y más ricos. Si carece de instituciones de educación superior e investigación adecuadas que formen a una masa crítica de personas cualificadas y cultas, ningún país podrá garantizar un auténtico desarrollo endógeno y sostenible; los países en desarrollo y los países pobres, en particular, no podrán acortar la distancia que los separa de los países desarrollados industrializados. El intercambio de conocimientos, la cooperación internacional y las nuevas tecnologías pueden brindar nuevas oportunidades de reducir esta disparidad.
La educación superior ha dado sobradas pruebas de su viabilidad a lo largo de los siglos y de su capacidad para transformarse y propiciar el cambio y el progreso de la sociedad. Dado el alcance y el ritmo de las transformaciones, la sociedad cada vez tiende más a fundarse en el conocimiento, razón de que la educación superior y la investigación formen hoy en día parte fundamental del desarrollo cultural, socioeconómico y ecológicamente sostenible de los individuos, las comunidades y las naciones. Por consiguiente, y dado que tiene que hacer frente a imponentes desafíos, la propia educación superior ha de emprender la transformación y la renovación más radicales que jamás haya tenido por delante, de forma que la sociedad contemporánea, que en la actualidad vive una profunda crisis de valores, pueda trascender las consideraciones meramente económicas y asumir dimensiones de moralidad y espiritualidad más arraigadas.
Con la intención de encontrar soluciones para estos desafíos y de poner en marcha un proceso de profunda reforma de la educación superior, la UNESCO ha convocado una Conferencia Mundial sobre la Educación Superior en el siglo XXI: Visión y acción. Como parte de los preparativos de la Conferencia, la UNESCO publicó en 1995 su documento de orientación sobre Cambio y desarrollo en la educación superior. Ulteriormente se celebraron cinco consultas regionales (La Habana, noviembre de 1996; Dakar, abril de 1997; Tokio, julio de 1997; Palermo, septiembre de 1997 y Beirut, marzo de 1998). En la presente Declaración se toman debidamente en cuenta, sin perder de vista el carácter propio de cada documento, las Declaraciones y Planes de Acción aprobados por esas reuniones, que se adjuntan a la misma, así como todo el proceso de reflexión generado por la preparación de la Conferencia Mundial.


Nosotros, los participantes en la Conferencia Mundial sobre la Educación Superior, reunidos del 5 al 9 de octubre de 1998 en la Sede de la UNESCO en París,
Recordando los principios de la Carta de las Naciones Unidas, la Declaración Universal de Derechos Humanos, el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos,
Recordando la Declaración Universal de Derechos Humanos y, en particular, el párrafo 1 de su Artículo 26, en que se declara que “toda persona tiene derecho a la educación” y que “el acceso a los estudios superiores será igual para todos, en función de los méritos respectivos”, y haciendo suyos los principios básicos de la Convención relativa a la lucha contra las discriminaciones en la esfera de la enseñanza (1960), en virtud de cuyo Artículo 4 los Estados Partes se comprometen a “hacer accesible a todos, en condiciones de igualdad total y según la capacidad de cada uno, la enseñanza superior”,
Teniendo en cuenta las recomendaciones relativas a la educación superior formuladas por las grandes comisiones y conferencias, como por ejemplo la Comisión Internacional sobre la Educación para el Siglo XXI, la Comisión Mundial de Cultura y Desarrollo, las 44” y 45” reuniones de la Conferencia Internacional de Educación (Ginebra, 1994 y 1996), las resoluciones aprobadas por la Conferencia General de la UNESCO en sus 27” y 29” reuniones, en particular en relación con la Recomendación relativa a la condición del personal docente de la enseñanza superior, la Conferencia Mundial sobre Educación para Todos (Jomtien, Tailandia, 1990), la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (Río de Janeiro, 1992), la Conferencia sobre libertad académica y autonomía universitaria (Sinaia, 1992), la Conferencia Mundial de Derechos Humanos (Viena, 1993), la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social (Copenhague, 1995), la Cuarta Conferencia de las Naciones Unidas sobre la Mujer (Beijing, 1995), el Segundo Congreso Internacional sobre Educación e Informática (Moscú, 1996), el Congreso Mundial sobre Educación Superior y Desarrollo de los Recursos Humanos en el Siglo XXI (Manila, 1997), la Quinta Conferencia Internacional de Educación de las Personas Adultas (Hamburgo, 1997) y, en especial, la Agenda para el Futuro, en cuyo Tema 2 (Mejorar las condiciones y la calidad de la educación de adultos) se declara lo siguiente: “Nos comprometemos a ... abrir las escuelas, colegios y universidades a los educandos adultos ... pidiendo a la Conferencia Mundial [sobre la] Educación Superior (París, 1998) que fomente la transformación de las instituciones de enseñanza postsecundaria en instituciones de educación permanente, y defina en consecuencia la función de las universidades”,
Convencidos de que la educación es uno de los pilares fundamentales de los derechos humanos, la democracia, el desarrollo sostenible y la paz, por lo que deberá ser accesible para todos a lo largo de toda la vida, y de que se necesitan medidas para asegurar la coordinación y cooperación entre los diversos sectores y dentro de cada uno de ellos y, en particular, entre la educación general, técnica y profesional secundaria y postsecundaria, así como entre universidades, escuelas universitarias e instituciones técnicas,
Considerando que, en este contexto, la solución de los problemas que se plantean al respecto en los albores del siglo XXI estará determinada por la amplitud de miras de la sociedad del futuro y por la función que se asigne a la educación en general y a la educación superior en particular,
Conscientes de que, en el umbral de un nuevo milenio, la educación superior debe hacer prevalecer los valores e ideales de una cultura de paz, y que se ha de movilizar a la comunidad internacional con ese fin,
Considerando que una transformación y expansión sustanciales de la educación superior, la mejora de su calidad y su pertinencia y la manera de resolver las principales dificultades que la acechan exigen la firme participación no sólo de gobiernos e instituciones de educación superior, sino también de todas las partes interesadas, comprendidos los estudiantes y sus familias, los profesores, el mundo de los negocios y la industria, los sectores público y privado de la economía, los parlamentos, los medios de comunicación, la comunidad, las asociaciones profesionales y la sociedad, y exigen igualmente que las instituciones de educación superior asuman mayores responsabilidades para con la sociedad y rindan cuentas sobre la utilización de los recursos públicos y privados, nacionales o internacionales,
Subrayando que los sistemas de educación superior deberían: aumentar su capacidad para vivir en medio de la incertidumbre, para transformarse y provocar el cambio, para atender las necesidades sociales y fomentar la solidaridad y la igualdad; preservar y ejercer el rigor y la originalidad científicos con espíritu imparcial por ser un requisito previo decisivo para alcanzar y mantener un nivel indispensable de calidad; y colocar a los estudiantes en el primer plano de sus preocupaciones en la perspectiva de una educación a lo largo de toda la vida a fin de que se puedan integrar plenamente en la sociedad mundial del conocimiento del siglo que viene,
Considerando asimismo que la cooperación y el intercambio internacionales son mecanismos decisivos para promover la educación superior en todo el mundo,

Proclamamos lo siguiente:

Misiones y Funciones de la Educación Superior

Artículo 1. La misión de educar, formar y realizar investigaciones
Reafirmamos la necesidad de preservar, reforzar y fomentar aún más las misiones y valores fundamentales de la educación superior, en particular la misión de contribuir al desarrollo sostenible y el mejoramiento del conjunto de la sociedad, a saber:
a) formar diplomados altamente cualificados y ciudadanos responsables, capaces de atender a las necesidades de todos los aspectos de la actividad humana, ofreciéndoles cualificaciones que estén a la altura de los tiempos modernos, comprendida la capacitación profesional, en las que se combinen los conocimientos teóricos y prácticos de alto nivel mediante cursos y programas que estén constantemente adaptados a las necesidades presentes y futuras de la sociedad;
b) constituir un espacio abierto para la formación superior que propicie el aprendizaje permanente, brindando una óptima gama de opciones y la posibilidad de entrar y salir fácilmente del sistema, así como oportunidades de realización individual y movilidad social con el fin de formar ciudadanos que participen activamente en la sociedad y estén abiertos al mundo, y para promover el fortalecimiento de las capacidades endógenas y la consolidación en un marco de justicia de los derechos humanos, el desarrollo sostenible la democracia y la paz;
c) promover, generar y difundir conocimientos por medio de la investigación y, como parte de los servicios que ha de prestar a la comunidad, proporcionar las competencias técnicas adecuadas para contribuir al desarrollo cultural, social y económico de las sociedades, fomentando y desarrollando la investigación científica y tecnológica a la par que la investigación en el campo de las ciencias sociales, las humanidades y las artes creativas;
d) contribuir a comprender, interpretar, preservar, reforzar, fomentar y difundir las culturas nacionales y regionales, internacionales e históricas, en un contexto de pluralismo y diversidad cultural; contribuir a proteger y consolidar los valores de la sociedad, velando por inculcar en los jóvenes los valores en que reposa la ciudadanía democrática y proporcionando perspectivas críticas y objetivas a fin de propiciar el debate sobre las opciones estratégicas y el fortalecimiento de enfoques humanistas;
e) contribuir al desarrollo y la mejora de la educación en todos los niveles, en particular mediante la capacitación del personal docente.

Artículo 2. Función ética, autonomía, responsabilidad y prospectiva
De conformidad con la Recomendación relativa a la condición del personal docente de la enseñanza superior aprobada por la Conferencia General de la UNESCO en noviembre de 1997, los establecimientos de enseñanza superior, el personal y los estudiantes universitarios deberán:
a) preservar y desarrollar sus funciones fundamentales, sometiendo todas sus actividades a las exigencias de la ética y del rigor científico e intelectual;
b) poder opinar sobre los problemas éticos, culturales y sociales, con total autonomía y plena responsabilidad, por estar provistos de una especie de autoridad intelectual que la sociedad necesita para ayudarla a reflexionar, comprender y actuar;
c) reforzar sus funciones críticas y progresistas mediante un análisis constante de las nuevas tendencias sociales, económicas, culturales y políticas, desempeñando de esa manera funciones de centro de previsión, alerta y prevención;
d) utilizar su capacidad intelectual y prestigio moral para defender y difundir activamente valores universalmente aceptados, y en particular la paz, la justicia, la libertad, la igualdad y la solidaridad, tal y como han quedado consagrados en la Constitución de la UNESCO;
e) disfrutar plenamente de su libertad académica y autonomía, concebidas como un conjunto de derechos y obligaciones siendo al mismo tiempo plenamente responsables para con la sociedad y rindiéndole cuentas;
f) aportar su contribución a la definición y tratamiento de los problemas que afectan al bienestar de las comunidades, las naciones y la sociedad mundial.

Forjar una Nueva Visión de la Educación Superior
Artículo 3. Igualdad de acceso
a) De conformidad con el párrafo 1 del Artículo 26 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, el acceso a los estudios superiores debería estar basado en los méritos, la capacidad, los esfuerzos, la perseverancia y la determinación de los aspirantes y, en la perspectiva de la educación a lo largo de toda la vida, podrá tener lugar a cualquier edad, tomando debidamente en cuenta las competencias adquiridas anteriormente. En consecuencia, en el acceso a la educación superior no se podrá admitir ninguna discriminación fundada en la raza, el sexo, el idioma, la religión o en consideraciones económicas, culturales o sociales, ni en incapacidades físicas.
b) La equidad en el acceso a la educación superior debería empezar por el fortalecimiento y, de ser necesario, una nueva orientación de su vinculación con los demás niveles de enseñanza, y más concretamente con la enseñanza secundaria. Las instituciones de educación superior deben ser consideradas componentes de un sistema continuo al que deben también contribuir y que deben fomentar, que empieza con la educación para la primera infancia y la enseñanza primaria y prosigue a lo largo de toda la vida. Los establecimientos de educación superior deben actuar en estrecha colaboración con los padres, las escuelas, los estudiantes y los grupos socioeconómicos y las entidades elegidas. La enseñanza secundaria no debería limitarse a formar candidatos cualificados para acceder a la enseñanza superior fomentando la capacidad de aprender en general, sino también prepararlos para la vida activa brindando formación para una amplia gama de profesiones. No obstante, el acceso a la enseñanza superior debería seguir estando abierto a toda persona que haya finalizado satisfactoriamente la enseñanza secundaria u otros estudios equivalentes o que reúna las condiciones necesarias, en la medida de lo posible, sin distinción de edad y sin ninguna discriminación.
c) Por consiguiente, el rápido y amplio incremento de la demanda de educación superior exige, cuando proceda, que en toda política de acceso a la misma se dé preferencia al planteamiento basado en los méritos, tal como se ha definido en el Artículo 3 a) supra.
d) Se debe facilitar activamente el acceso a la educación superior de los miembros de algunos grupos específicos, como los pueblos indígenas, las minorías culturales y lingüísticas, de grupos desfavorecidos, de pueblos que viven en situación de ocupación y personas que sufren discapacidades, puesto que esos grupos, tanto colectiva como individualmente, pueden poseer experiencias y talentos que podrían ser muy valiosos para el desarrollo de las sociedades y naciones. Una asistencia material especial y soluciones educativas pueden contribuir a superar los obstáculos con que tropiezan esos grupos tanto para tener acceso a la educación superior como para llevar a cabo estudios en ese nivel.

Artículo 4. Fortalecimiento de la participación y promoción del acceso de las mujeres
a) Aunque se hayan realizado progresos considerables en cuanto a mejorar el acceso de las mujeres a la enseñanza superior, en muchas partes del mundo todavía subsisten distintos obstáculos de índole socioeconómica, cultural y política, que impiden su pleno acceso e integración efectiva. Superarlos sigue revistiendo una prioridad urgente en el proceso de renovación encaminado a establecer un sistema de educación superior equitativo y no discriminatorio, fundado en el principio del mérito. Se requieren más esfuerzos para eliminar todos los estereotipos fundados en el género en la educación superior, tener en cuenta el punto de vista del género en las distintas disciplinas, consolidar la participación cualitativa de las mujeres en todos los niveles y las disciplinas en que están insuficientemente representadas, e incrementar sobre todo su participación activa en la adopción de decisiones.
b) Han de fomentarse los estudios sobre el género (o estudios relativos a la mujer) como campo específico que tiene un papel estratégico en la transformación de la educación superior y de la sociedad.
c) Hay que esforzarse por eliminar los obstáculos políticos y sociales que hacen que la mujer esté insuficientemente representada, y favorecer en particular la participación activa de la mujer en los niveles de la elaboración de políticas y la adopción de decisiones, tanto en la educación superior como en la sociedad.

Artículo 5. Promoción del saber mediante la investigación en los ámbitos de la ciencia, el arte y las humanidades y la difusión de sus resultados
a) El progreso del conocimiento mediante la investigación es una función esencial de todos los sistemas de educación superior que tienen el deber de promover los estudios de postgrado. Deberían fomentarse y reforzarse la innovación, la interdisciplinariedad y la transdisciplinariedad en los programas, fundando las orientaciones a largo plazo en los objetivos y necesidades sociales y culturales. Se debería establecer un equilibrio adecuado entre la investigación fundamental y la orientada hacia objetivos específicos.
b) Las instituciones deberán velar por que todos los miembros de la comunidad académica que realizan investigaciones reciban formación, recursos y apoyo suficientes. Los derechos intelectuales y culturales derivados de las conclusiones de la investigación deberían utilizarse en provecho de la humanidad y protegerse para evitar su uso indebido.
c) Se debería incrementar la investigación en todas las disciplinas, comprendidas las ciencias sociales y humanas, las ciencias de la educación (incluida la investigación sobre la educación superior), la ingeniería, las ciencias naturales, las matemáticas, la informática y las artes, en el marco de políticas nacionales, regionales e internacionales de investigación y desarrollo. Reviste especial importancia el fomento de las capacidades de investigación en los establecimientos de enseñanza superior con funciones de investigación puesto que cuando la educación superior y la investigación se llevan a cabo en un alto nivel dentro de la misma institución se logra una potenciación mutua de la calidad. Estas instituciones deberían obtener el apoyo material y financiero necesario de fuentes públicas y privadas.

Artículo 6. Orientación a largo plazo fundada en la pertinencia
a) La pertinencia de la educación superior debe evaluarse en función de la adecuación entre lo que la sociedad espera de las instituciones y lo que éstas hacen. Ello requiere normas éticas, imparcialidad política, capacidad crítica y, al mismo tiempo, una mejor articulación con los problemas de la sociedad y del mundo del trabajo, fundando las orientaciones a largo plazo en objetivos y necesidades societales, comprendidos el respeto de las culturas y la protección del medio ambiente. El objetivo es facilitar el acceso a una educación general amplia, y también a una educación especializada y para determinadas carreras, a menudo interdisciplinaria, centrada en las competencias y aptitudes, pues ambas preparan a los individuos para vivir en situaciones diversas y poder cambiar de actividad.
b) La educación superior debe reforzar sus funciones de servicio a la sociedad, y más concretamente sus actividades encaminadas a erradicar la pobreza, la intolerancia, la vioIencia, el analfabetismo, el hambre, el deterioro del medio ambiente y las enfermedades, principalmente mediante un planteamiento interdisciplinario y transdisciplinario para analizar los problemas y las cuestiones planteados.
c) La educación superior debe aumentar su contribución al desarrollo del conjunto del sistema educativo, sobre todo mejorando la formación del personal docente, la elaboración de los planes de estudio y la investigación sobre la educación.
d) En última instancia, la educación superior debería apuntar a crear una nueva sociedad no violenta y de la que esté excluida la explotación, sociedad formada por personas muy cultas, motivadas e integradas, movidas por el amor hacia la humanidad y guiadas por la sabiduría.

Artículo 7. Reforzar la cooperación con el mundo del trabajo y el análisis y la previsión de las necesidades de la sociedad
a) En un contexto económico caracterizado por los cambios y la aparición de nuevos modelos de producción basados en el saber y sus aplicaciones, así como en el tratamiento de la información, deberían reforzarse y renovarse los vínculos entre la enseñanza superior, el mundo del trabajo y otros sectores de la sociedad.
b) Los vínculos con el mundo del trabajo pueden reforzarse mediante la participación de sus representantes en los órganos rectores de las instituciones, la intensificación de la utilización, por los docentes y los estudiantes, en los planos nacional e internacional, de las posibilidades de aprendizaje profesional y de combinación de estudios y trabajo, el intercambio de personal entre el mundo del trabajo y las instituciones de educación superior y la revisión de los planes de estudio para que se adapten mejor a las prácticas profesionales.
c) En su calidad de fuente permanente de formación, perfeccionamiento y reciclaje profesionales, las instituciones de educación superior deberían tomar en consideración sistemáticamente las tendencias que se dan en el mundo laboral y en los sectores científicos, tecnológicos y económicos. A fin de satisfacer las demandas planteadas en el ámbito del trabajo los sistemas de educación superior y el mundo del trabajo deben crear y evaluar conjuntamente modalidades de aprendizaje, programas de transición y programas de evaluación y reconocimiento previos de los conocimientos adquiridos, que integren la teoría y la formación en el empleo. En el marco de su función prospectiva, las instituciones de educación superior podrían contribuir a fomentar la creación de empleos, sin que éste sea el único fin en sí.
d) Aprender a emprender y fomentar el espíritu de iniciativa deben convertirse en importantes preocupaciones de la educación superior, a fin de facilitar las posibilidades de empleo de los diplomados, que cada vez estarán más llamados a crear puestos de trabajo y no a limitarse a buscarlos. Las instituciones de educación superior deberían brindar a los estudiantes la posibilidad de desarrollar plenamente sus propias capacidades con sentido de la responsabilidad social, educándolos para que tengan una participación activa en la sociedad democrática y promuevan los cambios que propiciarán la igualdad y la justicia.

Artículo 8. La diversificación como medio de reforzar la igualdad de oportunidades
a) La diversificación de los modelos de educación superior y de las modalidades y los criterios de contratación es indispensable para responder a la tendencia internacional de masificación de la demanda y a la vez para dar acceso a distintos modos de enseñanza y ampliar el acceso a grupos públicos cada vez más diversos, con miras a la educación a lo largo de toda la vida, lo cual supone que se pueda ingresar en el sistema de educación superior y salir de él fácilmente.
b) Unos sistemas de educación superior más diversificados suponen nuevos tipos de establecimientos de enseñanza postsecundaria, públicos, privados y no lucrativos, entre otros. Esas instituciones deben ofrecer una amplia gama de posibilidades de educación y formación: títulos tradicionales, cursillos, estudios a tiempo parcial, horarios flexibles, cursos en módulos, enseñanza a distancia con ayuda, etc.

Artículo 9. Métodos educativos innovadores: pensamiento crítico y creatividad
a) En un mundo en rápido cambio, se percibe la necesidad de una nueva visión y un nuevo modelo de enseñanza superior, que debería estar centrado en el estudiante, lo cual exige, en la mayor parte de los países, reformas en profundidad y una política de ampliación del acceso, para acoger a categorías de personas cada vez más diversas, así como una renovación de los contenidos, métodos, prácticas y medios de transmisión del saber, que han de basarse en nuevos tipos de vínculos y de colaboración con la comunidad y con los más amplios sectores de la sociedad.
b) Las instituciones de educación superior deben formar a los estudiantes para que se conviertan en ciudadanos bien informados y profundamente motivados, provistos de un sentido crítico y capaces de analizar los problemas de la sociedad, buscar soluciones para los que se planteen a la sociedad, aplicar éstas y asumir responsabilidades sociales.
c) Para alcanzar estos objetivos, puede ser necesario reformular los planes de estudio y utilizar métodos nuevos y adecuados que permitan superar el mero dominio cognitivo de las disciplinas; se debería facilitar el acceso a nuevos planteamientos pedagógicos y didácticos y fomentarlos para propiciar la adquisición de conocimientos prácticos, competencias y aptitudes para la comunicación, el análisis creativo y crítico, la reflexión independiente y el trabajo en equipo en contextos multiculturales, en los que la creatividad exige combinar el saber teórico y práctico tradicional o local con la ciencia y la tecnología de vanguardia. Esta reestructuración de los planes de estudio debería tomar en consideración las cuestiones relacionadas con las diferencias entre hombres y mujeres, así como el contexto cultural, histórico y económico, propio de cada país. La enseñanza de las normas relativas a los derechos humanos y la educación sobre las necesidades de las comunidades del mundo entero deberían quedar reflejadas en los planes de estudio de todas las disciplinas, especialmente las que preparan para las actividades empresariales. El personal académico debería desempeñar una función decisiva en la definición de los planes de estudio.
d) Los nuevos métodos pedagógicos también supondrán nuevos materiales didácticos. Estos deberán estar asociados a nuevos métodos de examen, que pongan a prueba no sólo la memoria sino también las facultades de comprensión, la aptitud para las labores prácticas y la creatividad.

Artículo 10. El personal y los estudiantes, principales protagonistas de la educación superior
a) Un elemento esencial para las instituciones de enseñanza superior es una enérgica política de formación del personal. Se deberían establecer directrices claras sobre los docentes de la educación superior, que deberían ocuparse sobre todo, hoy en día, de enseñar a sus alumnos a aprender y a tomar iniciativas, y no a ser, únicamente, pozos de ciencia. Deberían tomarse medidas adecuadas en materia de investigación, así como de actualización y mejora de sus competencias pedagógicas mediante programas adecuados de formación del personal, que estimulen la innovación permanente en los planes de estudio y los métodos de enseñanza y aprendizaje, y que aseguren condiciones profesionales y financieras apropiadas a los docentes a fin de garantizar la excelencia de la investigación y la enseñanza, y en las que queden reflejadas las disposiciones de la Recomendación relativa a la condición del personal docente de la enseñanza superior aprobada por la Conferencia General de la UNESCO en noviembre de 1997. Con ese fin, se debería conceder más importancia a la experiencia internacional.
b) Además, dada la función que desempeña la enseñanza superior en la educación permanente, debería considerarse que la experiencia adquirida fuera de las instituciones constituye un mérito importante para formar parte del personal de la enseñanza superior.
c) Todos los establecimientos de enseñanza superior deberían establecer directrices claras, preparando a los profesores de los niveles preescolar, primario y secundario, fomentando la innovación constante en los planes de estudio, las prácticas más adecuadas en los métodos pedagógicos y el conocimiento cabal de los diversos tipos de aprendizaje. Es indispensable contar con un personal administrativo y técnico preparado de modo apropiado.
d) Los responsables de la adopción de decisiones en los planos nacional e institucional deberían situar a los estudiantes y sus necesidades en el centro de sus preocupaciones, y considerarlos participantes esenciales y protagonistas responsables del proceso de renovación de la enseñanza superior. Estos principios deberían abarcar la participación de los estudiantes en las cuestiones relativas a esta enseñanza, en la evaluación, en la renovación de los métodos pedagógicos y de los programas y, en el marco institucional vigente, en la elaboración de políticas y en la gestión de los establecimientos. En la medida en que los estudiantes tienen derecho a organizarse y tener representantes, se debería garantizar su participación en estas cuestiones.
e) Habría que desarrollar los servicios de orientación para facilitar el paso de los estudiantes secundarios a la enseñanza superior, sea cual fuere su edad, y para tener en cuenta las necesidades de categorías cada vez más diversificadas de educandos. Hay que tener en cuenta las necesidades, no sólo de los que pasan a la educación superior procedentes de escuelas o establecimientos postescolares, sino también de las necesidades de los que abandonan la enseñanza o vuelven a ella en un proceso de educación permanente. Este apoyo es importante si se quiere que los estudiantes se adapten a los cursos, reduciéndose así el abandono escolar. Los alumnos que abandonan sus estudios han de tener oportunidades adecuadas de volver a la enseñanza superior, de estimarlo conveniente y en el momento que les parezca oportuno.



De la Visión a la Acción
Artículo 11. Evaluación de la calidad
a) La calidad de la enseñanza superior es un concepto pluridimensional que debería comprender todas sus funciones y actividades: enseñanza y programas académicos, investigación y becas, personal, estudiantes, edificios, instalaciones, equipamiento y servicios a la comunidad y al mundo universitario. Una autoevaluación interna y un examen externo realizados con transparencia por expertos independientes, en lo posible especializados en lo internacional, son esenciales para la mejora de la calidad. Deberían crearse instancias nacionales independientes, y definirse normas comparativas de calidad, reconocidas en el plano internacional. Con miras a tener en cuenta la diversidad y evitar la uniformidad, debería prestarse la atención debida a las particularidades de los contextos institucional, nacional y regional. Los protagonistas deben ser parte integrante del proceso de evaluación institucional.
b) La calidad requiere también que la enseñanza superior esté caracterizada por su dimensión internacional: el intercambio de conocimientos, la creación de sistemas interactivos, la movilidad de profesores y estudiantes y los proyectos de investigación internacionales, aun cuando se tengan debidamente en cuenta los valores culturales y las situaciones nacionales.
c) Para lograr y mantener la calidad nacional, regional o internacional, ciertos elementos son especialmente importantes, principalmente la selección esmerada del personal y su perfeccionamiento constante, en particular mediante la promoción de planes de estudios adecuados para el perfeccionamiento del personal universitario, incluida la metodología del proceso pedagógico, y mediante la movilidad entre los países y los establecimientos de enseñanza superior y entre los establecimientos de educación superior y el mundo del trabajo, así como la movilidad de los estudiantes en cada país y entre los distintos países. Las nuevas tecnologías de la información constituyen un instrumento importante en este proceso debido a su impacto en la adquisición de conocimientos teóricos y prácticos.

Artículo 12. El potencial y los desafíos de la tecnología
Los rápidos progresos de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación seguirán modificando la forma de elaboración, adquisición y transmisión de los conocimientos. También es importante señalar que las nuevas tecnologías brindan posibilidades de renovar el contenido de los cursos y los métodos pedagógicos, y de ampliar el acceso a la educación superior. No hay que olvidar, sin embargo, que la nueva tecnología de la información no hace que los docentes dejen de ser indispensables, sino que modifica su papel en relación con el proceso de aprendizaje, y que el diálogo permanente que transforma la información en conocimiento y comprensión pasa a ser fundamental. Los establecimientos de educación superior han de dar el ejemplo en materia de aprovechamiento de las ventajas y el potencial de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, velando por la calidad y manteniendo niveles elevados en las prácticas y los resultados de la educación, con un espíritu de apertura, equidad y cooperación internacional, por los siguientes medios:
a) constituir redes, realizar transferencias tecnológicas, formar recursos humanos, elaborar material didáctico e intercambiar las experiencias de aplicación de estas tecnologías a la enseñanza, la formación y la investigación, permitiendo así a todos el acceso al saber;
b) crear nuevos entornos pedagógicos, que van desde los servicios de educación a distancia hasta los establecimientos y sistemas “virtuales” de enseñanza superior, capaces de salvar las distancias y establecer sistemas de educación de alta calidad, favoreciendo así el progreso social y económico y la democratización así como otras prioridades sociales importantes; empero, han de asegurarse de que el funcionamiento de estos complejos educativos virtuales, creados a partir de redes regionales continentales o globales, tenga lugar en un contexto respetuoso de las identidades culturales y sociales;
c) aprovechar plenamente las tecnologías de la información y la comunicación con fines educativos, esforzándose al mismo tiempo por corregir las graves desigualdades existentes entre los países, así como en el interior de éstos en lo que respecta al acceso a las nuevas tecnologías de la información y la comunicación y a la producción de los correspondientes recursos;
d) adaptar estas nuevas tecnologías a las necesidades nacionales y locales, velando porque los sistemas técnicos, educativos, institucionales y de gestión las apoyen;
e) facilitar, gracias a la cooperación internacional, la determinación de los objetivos e intereses de todos los países, especialmente de los países en desarrollo, el acceso equitativo a las infraestructuras en este campo y su fortalecimiento y la difusión de estas tecnologías en toda la sociedad;
f) seguir de cerca la evolución de la sociedad del conocimiento a fin de garantizar el mantenimiento de un nivel alto de calidad y de reglas de acceso equitativas;
g) teniendo en cuentas las nuevas posibilidades abiertas por el uso de las tecnologías de la información y la comunicación, es importante observar que ante todo son los establecimientos de educación superior los que utilizan esas tecnologías para modernizar su trabajo en lugar de que éstas transformen a establecimientos reales en entidades virtuales.

Artículo 13. Reforzar la gestión y el financiamiento de la educación superior
a) La gestión y el financiamiento de la enseñanza superior exigen la elaboración de capacidades y estrategias apropiadas de planificación y análisis de las políticas, basadas en la cooperación establecida entre los establecimientos de enseñanza superior y los organismos nacionales de planificación y de coordinación a fin de garantizar una gestión debidamente racionalizada y una utilización sana de los recursos. Los establecimientos de enseñanza superior deberían adoptar prácticas de gestión con una perspectiva de futuro que responda a las necesidades de sus entornos. Los administradores de la enseñanza superior deben ser receptivos, competentes y capaces de evaluar regularmente -mediante mecanismos internos y externos- la eficacia de los procedimientos y las reglas administrativos.
b) Los establecimientos de enseñanza superior deben gozar de autonomía para manejar sus asuntos internos, aunque dicha autonomía ha de ir acompañada por la obligación de presentar una contabilidad clara y transparente a las autoridades, al parlamento, a los educandos y a la sociedad en su conjunto.
c) El objetivo último de la gestión debería ser el cumplimiento óptimo de la misión institucional asegurando una enseñanza, formación e investigación de gran calidad, y prestando servicios a la comunidad. Este objetivo requiere una dirección que combine la visión social, incluida la comprensión de los problemas mundiales, con competencias de gestión eficaces. La función de dirección en la enseñanza superior constituye, por tanto, una responsabilidad social de primer orden y puede reforzarse de manera significativa a través del dialogo con todos los que participan en ella, y en particular con los profesores y los estudiantes. Teniendo presente la necesidad de mantener dentro de límites razonables las dimensiones de los órganos rectores de los establecimientos de enseñanza superior, habría que prever la participación de los académicos en dichos órganos, en el marco institucional vigente.
d) Es indispensable fomentar la cooperación Norte-Sur con miras a lograr una financiación apropiada para fortalecer la educación superior en los países en desarrollo.

Artículo 14. La financiación de la educación superior como servicio público
La financiación de la educación superior requiere recursos públicos y privados. El Estado conserva una función esencial en esa financiación.
a) La diversificación de las fuentes de financiación refleja el apoyo que la sociedad presta a esta última y se debería seguir reforzando a fin de garantizar el desarrollo de este tipo de enseñanza, de aumentar su eficacia y de mantener su calidad y pertinencia. El apoyo público a la educación superior y a la investigación sigue siendo fundamental para asegurar que las misiones educativas y sociales se llevan a cabo de manera equilibrada.
b) La sociedad en su conjunto debería apoyar la educación de todos los niveles, incluida la enseñanza superior dado el papel que ésta desempeña en el fomento de un desarrollo económico, social y cultural sostenible. La movilización con este fin depende de la sensibilización y la participación del público, de los sectores público y privado de la economía, de los parlamentos, de los medios de comunicación, de las organizaciones gubernamentales y no gubernamentales, de los estudiantes y de los establecimientos, de las familias y de todos los agentes sociales que intervienen en la enseñanza superior.

Artículo 15. Poner en común los conocimientos teóricos y prácticos entre los países y continentes
a) El principio de solidaridad y de una auténtica asociación entre los establecimientos de enseñanza superior de todo el mundo es fundamental para que la educación y la formación en todos los ámbitos ayuden a entender mejor los problemas mundiales, el papel de la gobernación democrática y de los recursos humanos calificados en su resolución, y la necesidad de vivir juntos con culturas y valores diferentes. La práctica del plurilingüismo, los programas de intercambio de docentes y estudiantes y el establecimiento de vínculos institucionales para promover la cooperación intelectual y científica debiera ser parte integrante de todos los sistemas de enseñanza superior.
b) Los principios de la cooperación internacional fundada en la solidaridad, el reconocimiento y el apoyo mutuo, una auténtica asociación que redunde, de modo equitativo, en beneficio de todos los interesados y la importancia de poner en común los conocimientos teóricos y prácticos a nivel internacional deberían regir las relaciones entre los establecimientos de enseñanza superior en los países desarrollados y en desarrollo, en particular en beneficio de los países menos adelantados. Habría que tener en cuenta la necesidad de salvaguardar las capacidades institucionales en materia de educación superior en las regiones en situaciones de conflicto o sometidas a desastres naturales. Por consiguiente, la dimensión internacional debería estar presente en los planes de estudios y en los procesos de enseñanza y aprendizaje.
c) Habría que ratificar y aplicar los instrumentos normativos regionales e internacionales relativos al reconocimiento de los estudios, incluidos los que atañen a la homologación de conocimientos, competencias y aptitudes de los diplomados, a fin de permitir a los estudiantes cambiar de curso con más facilidad y de aumentar la movilidad dentro de los sistemas nacionales y entre ellos.

Artículo 16. De la ‘fuga de cerebros” a su retorno
Sería preciso poner freno a la “fuga de cerebros” ya que sigue privando a los países en desarrollo y a los países en transición, de profesionales de alto nivel necesarios para acelerar su progreso socioeconómico. Los programas de cooperación internacional debieran basarse en relaciones de colaboración a largo plazo entre establecimientos del Sur y el Norte y promover la cooperación Sur-Sur. Se debería conceder la prioridad a programas de formación en los países en desarrollo en centros de excelencia organizados en redes regionales e internacionales, acompañados de cursillos en el extranjero especializados e intensivos, de corta duración. Habría que atender a la creación de un entorno que atraiga y retenga el capital humano cualificado, mediante políticas nacionales o acuerdos internacionales que faciliten el retorno, permanente o temporal, de especialistas e investigadores muy competentes a sus países de origen. Al mismo tiempo, hay que alentar un proceso de retorno de profesionales mediante programas de colaboración que, gracias a su dimensión internacional, favorezcan la creación y el fortalecimiento de establecimientos y faciliten la plena utilización de las capacidades endógenas. La experiencia del Programa UNlTWIN y de Cátedras UNESCO y los principios que figuran en los convenios regionales en materia de reconocimiento de títulos y diplomas de educación superior tienen, a este respecto, especial importancia.

Artículo 17. Las asociaciones y alianzas
La colaboración y las alianzas entre las partes interesadas (los responsables de las políticas nacionales e institucionales, el personal docente, los investigadores y estudiantes y el personal administrativo y técnico de los establecimientos de enseñanza superior, el mundo laboral y los grupos comunitarios) constituyen un factor importante a la hora de realizar transformaciones.
Las organizaciones no gubernamentales son también agentes clave en este proceso. Por consiguiente, la asociación basada en el interés común, el respeto mutuo y la credibilidad deberá ser una modalidad esencial para renovar la enseñanza superior.
Nosotros, los participantes en la Conferencia Mundial sobre la Educación Superior, aprobamos esta Declaración y reafirmamos el derecho de todos a la educación y el derecho de acceder a la enseñanza superior sobre la base de los méritos y capacidades individuales;
Nos comprometemos a actuar juntos en el marco de nuestras responsabilidades individuales y colectivas adoptando todas las medidas necesarias a fin de hacer realidad los principios relativos a la enseñanza superior que figuran en la Declaración Universal de Derechos Humanos y en la Convención relativa a la lucha contra las discriminaciones en la esfera de la enseñanza;
Reafirmamos solemnemente nuestros compromisos en favor de la paz. Estamos pues decididos a dar la máxima prioridad a la educación para la paz y a participar en la celebración del Año Internacional de la Cultura de Paz en el año 2000;
En consecuencia, aprobamos esta Declaración Mundial sobre la Educación Superior en el Siglo XXI: Visión y Acción. Para alcanzar los objetivos consagrados en esta Declaración y, en particular, a fin de tomar medidas sin tardanza, expresamos nuestro acuerdo con el siguiente Marco de Acción Prioritaria para el Cambio y el Desarrollo de la Enseñanza Superior.



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[1] Ver Morales G., E (2003). La exclusión de los pobres de la educación superior venezolana. Ediciones OPSU; Caracas. y Fuenmayor, L., y Vidal, Y (2000). Fuente: unidad de estadística CNU-OPSU.
[2] Con las transformaciones en el orden político derivadas del proceso constituyente y la conformación de una nueva racionalidad en la toma de decisiones, en donde, una de las directrices fundamentales es priorizar el gasto público hacia la resolución de las necesidades sociales de la población venezolana, se realiza un incremento en el gasto público real en Educación Superior de 316.484 millones de bolívares entre el año 1999 y el año 2000, esta tendencia se mantiene para el año 2001, sufriendo un grave revés en el año 2002 como producto del golpe de Estado y el paro petrolero.
[3] Conforme al artículo 3 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
[4] Simultáneamente, están en proceso de creación otros institutos, tal es el caso del I.U.T del Estado Nueva Esparta.
[5] Villarroel, César (1981) Análisis de la Prueba de Aptitud Académica aplicada por la OPSU. En, Temas de Educación. Volumen II. N° 1. Escuela de Educación. UCV. Caracas.
[6] Ambos instrumentos (la Prueba Nacional de Aptitud Académica y las pruebas internas de las universidades) han sido seriamente cuestionados en cuanto a su capacidad para evaluar válidamente a los aspirantes, entendiéndose que habrá mayor grado de validez en alguno de los sistemas aludidos, en la medida en que éste discrimine menos en lo social y económico. Véase a Fuenmayor Toro, L. (2000).
[7] OPSU (2002) La Asignación no exitosa en educación superior. Fuente: Gerencia de Estadística, Informática y Documentación, Área de Informática OPSU-CNU
[8] OPSU (2002) La Asignación no exitosa en educación superior. Fuente: Gerencia de Estadística, Informática y Documentación, Área de Informática OPSU-CNU

[9] Fuenmayor, L., y Vidal, Y (2000). Fuente: unidad de estadística CNU-OPSU.
[10] Fuente: unidad de estadística CNU-OPSU. Cit. Por Fuenmayor, L., y Vidal, Y. (2000)
[11] Se parafrasea aquí parte de la Declaración de la Conferencia Mundial sobre la Educación para el Siglo XXI (UNESCO, 1998)

[12] Esto implica, entre otras cosas, garantizar el mejoramiento continuo de la calidad, y que la organización del currículum no se convierta en una secuencia de obstáculos en el proceso de formación y profesionalización de las nuevas generaciones

[13] En los países de América Latina, a partir de la década de los noventa, se evidenció la necesidad de transformar la educación superior, se produjeron discusiones en torno a nuevas propuestas de leyes de educación superior, nuevas modalidades de estudio y uso de las nuevas tecnologías de la información, entre otros. Ver García Guadilla; 17-37: 2003.
[14] En el sentido de que uno de sus referentes principales sea la ubicación geoespacial, geohistórica, geosocial, geocultural y geoeconómica de la práctica educativa universitaria.
[15] A manera de ejemplo, puede señalarse que, a partir del método de proyectos y de solución de problemas, desde la cotidianidad del estudiante, y su vinculación a su contexto sociocultural y geográfico, proponer ejercicios, investigaciones de diversa índole, trabajos de campo, excursiones y visitas guiadas; fomentando simultáneamente el arraigo y el amor por lo propio. Véase a Carlos Lanz (comp.): Teoría critica y currículo: Contribución al desarrollo curricular del PEN. Clemente Editores; 2002.
[16] Este proceso requiere: a) que los distintos gobiernos locales se incorporen al objetivo de llevar los estudios superiores, a las diferentes regiones y municipios; b) impulsar las distintas modalidades de encuentro con los participantes según sus necesidades y disponibilidad (diurnos, nocturnos, semanales, fines de semana, quincenales, etc.); c) utilizar distintos recursos para el aprendizaje: videos, programas de radio y tv., correo electrónico, bibliografías, materiales en formato electrónico; d) utilización de espacios físicos, como las aulas de escuelas básicas y liceos y de otras instituciones educativas (que no tengan jornadas nocturnas o de fines de semana), así como el acondicionamiento de espacios en diferentes instituciones públicas como: cuarteles (que posean espacios aptos), locales de organizaciones sociales y cualquier espacio que pudiese ser habilitado para la formación; lo que implica el reconocimiento y la legitimación de nuevos espacios para el aprendizaje (pues de lo que se trata es de convertir a Venezuela en un gran espacio para el aprendizaje y enseñanza al servicio de los intereses, problemáticas, necesidades y aspiraciones de superación de las grandes mayorías nacionales); y e) la incorporación de un grupo importante de voluntarios (profesionales universitarios de diversas especialidades), quienes con cursos intensivos de formación pedagógica, participen en la Misión como docentes.

[17] En tal sentido, y con la intención de generar una dinámica social signada por la transferencia de poder al pueblo, a través del acceso al conocimiento y la información, ha sido necesario el desarrollo de programas integradores para garantizar el ejercicio del derecho a la educación en todos los niveles y las instituciones. Este proceso no es exclusivo del sector educativo, en el sector salud, por ejemplo, podemos observar la misma tendencia en donde para garantizar el derecho a la salud, ha sido necesario desarrollar planes como Barrio Adentro, Prosa y Bolívar 2000. El plan Barrio Adentro consiste en la incorporación de médicos en los sectores populares del país, para atender los requerimientos de salud a nivel primario. El plan Prosa es un programa de salud, coordinado por el Ministerio de Salud y Desarrollo Social y la Fuerza Armada. Y el plan Bolívar 2000 tiene que ver con la participación de la Fuerza Armada en relación con aspectos vinculados a: operativos de salud, infraestructura social, emergencias nacionales, vivienda, etc.
[18] García Guadilla, Carmen (1996) Conocimiento, Educación Superior y Sociedad en América Latina. Nueva Sociedad/CENDES. Caracas. Venezuela.
[19] De acuerdo al criterio étnico, está definida por el autoreconocimiento, es decir, se considera indígena a todo aquel ciudadano que declare pertenecer a algún pueblo indígena de Venezuela. Existen 28 pueblos indígenas diferenciados claramente por características socioculturales propias. Se estima que su población es de aproximadamente 204.874 personas.
[20] Se refiere a todas aquellas personas que han sufrido pérdida o presentan alguna anomalía de uno o más órganos o miembros, o de las funciones propias de ésos órganos o miembros, que haya dado lugar a una o varias discapacidades; a las limitaciones producidas por enfermedades que afecten de manera permanente la actividad de la persona. Se considera que una persona tiene discapacidad aunque la tenga superada con el uso de ayudas técnicas externas. Se cuentan entre las discapacidades las siguientes: ceguera total, sordera total, pérdida o discapacidad de extremidades superiores, pérdida o discapacidad de extremidades inferiores y todas aquellas otras que afecten el buen desenvolvimiento psíquico, motor o sensitivo en la actividad normal de una persona.
[21] Definición aprobada por la Conferencia General de la UNESCO en su 27” reunión (noviembre de 1993) en la Recomendación sobre la convalidación de los estudios, títulos y diplomas de enseñanza superior.